“En la medida que se va aproximando el tiempo más caluroso y las pérdidas de líquido se harán más ostensibles, hemos de recordar la importancia que tiene mantener la hidratación apropiada. El agua es imprescindible para la vida y un elemento crucial en el mantenimiento de nuestra salud. Somos agua en 2/3 de nuestra composición, y el agua juega un papel fundamental en la conservación de la composición del medio interno. Es el disolvente universal, diluye los tóxicos y ayuda a su eliminación a través de los emuntorios; favorece la correcta hidratación de la piel; es la base de nuestra sudoración, lo cual contribuye a mantener la temperatura y a eliminar toxinas; favorece el peristaltismo intestinal y los estados de relajación; etc. En un adulto sano, deshidrataciones del 2,8% del peso corporal, debido al calor o al ejercicio intenso, conlleva una disminución de la concentración, del rendimiento físico, de la memoria a corto plazo, un aumento del cansancio, cefaleas y reducción del tiempo de respuesta. Para la correcta hidratación hemos de ingerir cada día unos 3 litros de agua, que podrán distribuirse del siguiente modo: aproximadamente 1.5 litros de agua o infusiones y el resto a través de bebidas lácteas o de soja, zumos de frutas, bebidas refrescantes acalóricas y bebidas carbonatadas. Hay, además, un aporte de agua a través de los alimentos, sobre todo en aquellas dietas ricas en frutas y verduras. No debemos, pues, olvidar que el correcto aporte de agua diariamente constituye una parte importante de nuestra alimentación y, por tanto, de nuestra salud” (ANF)