¿Estar sanos para qué?

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Hacerse esta pregunta, ¿para qué estar sanos?, parece un poco tonto, como si estuviese fuera de lugar, porque entendemos que es algo tan obvio y evidente que sentimos que no haría falta hacerla, ya que lo normal es preferir la salud a la enfermedad, o pensar que estar sanos es fundamental para vivir felices y en paz, o para disfrutar más de la vida, entre otras muchas respuestas más o menos parecidas.

Estar sanos es algo deseable para la práctica totalidad de las personas. Para los médicos hipocráticos, la salud, era “el primero de los bienes” , ya que se le consideraba como “condición de cualquier otro bien”, pero a lo largo de la Historia de la Medicina en pocas ocasiones se ha abordado eso de la salud para qué.

Así que, según parece, desde tiempos remotos los seres humanos hemos tenido en gran estima el hecho de encontrarnos saludables pero sin preocuparnos mucho de la finalidad.

En este punto me gustaría hacer una pequeña matización al respecto. Cuando realizo la pregunta antes mencionada, la mayoría de los sujetos contestan de un modo personal y, en cierto modo, individualista. No quiero decir que esto resulte malo o inconveniente. Nada de eso. Sólo quiero apuntar hacia otro aspecto que podría completar mucho más las respuestas habituales a esta cuestión.

Para ello, me sirve de inspiración los viejos maestros, sobre todo en el ámbito taoísta.  Estos sabios se ocuparon de desarrollar técnicas de salud y larga vida. Pero el motivo no era simplemente algo que parece obvio, vivir más tiempo de forma saludable, sino que eso tenía una razón más profunda.

El hecho de querer estar sanos y vivir más, no era simplemente un aspecto deseable en el ámbito individual, sino que ellos buscaban un doble efecto: disponer de más tiempo para  perfeccionarse y alcanzar un desarrollo más elevado y, relacionado con esto mismo, disponer de más capacidades y mayor tiempo para ayudar y beneficiar a más personas.

Observamos, pues, un matiz diferenciador sumamente importante respecto a la opción de querer estar sanos sencillamente porque es mucho mejor y más ventajoso para nosotros, y es el hecho de desear estar sanos porque podremos desarrollar mejores cualidades para ponerlas al servicio de los demás y disponer de más tiempo para ayudar a más gente.

Aparece aquí un aspecto compasivo propio de un motivación de nivel más elevado que el de la motivación de la mejora personal, sin más.

Como vemos es un paso cualitativamente interesante. Pasar de aquello que es bueno para mi a aquello otro que, además de beneficiarme yo, me sirve de instrumento para beneficiar a otras personas.

Desde este punto de vista, aprender a desarrollar los más elementales principios para promover la salud y desarrollar el autocuidado, cobran una dimensión social y colectiva que trasciende la mera individualidad.

Insisto en que querer estar sanos por estar sanos es bueno. Pero querer estar sanos porque seremos un mejor y más eficaz instrumento para ayudar a mejorar a quienes nos rodean, es mucho mejor.

Para mi, esta sencilla reflexión ha sido muy esclarecedora a lo largo del tiempo, espero que pueda servir también para ilustrar a otros.

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