¿Quién no ha experimentado en algún momento de su vida la terrible sombra de la soledad o del aislamiento? ¿Quién no se ha sentido alguna vez como una isla en medio de un vasto e inabarcable océano, o como una sombra errante perdida en un infinito desierto?
Sentirse solos y separados de los demás se percibe como algo desagradable para la mayor parte de las personas. Pero he de resaltar que el sentimiento de soledad va mucho más allá de encontrarse físicamente solos o acompañados. Es frecuente escuchar a quienes confiesan haber experimentado una intensa soledad incluso cuando están rodeados de gente. Pero también sucede lo contrario, es decir, que es posible sentirse acompañados sin que otras personas se encuentren físicamente a tu lado, es decir, más allá del tiempo y la distancia. Hay quienes notan la compañía de familiares que ya no están o de amigos que viven lejos.
Pero, por otro lado, también se da el caso de quienes libremente eligen vivir en soledad, buscan la soledad de forma activa, bien total o parcialmente, y es en dicha experiencia que se sienten en paz y en plenitud.
¡Realmente los seres humanos somos unos entes curiosos!
Vemos, pues, que cuando hablamos de soledad nos estamos refiriendo a una experiencia interior distinta de la realidad física de nuestro entorno. Podría decirse que es más bien una forma de experiencia interior. También parece que sentirse en comunión con los demás y con el universo no es un estado que dependa de lo que nos rodea, sino que también es una experiencia interior que posee una gran variedad de significados. Sea como fuere, lo verdaderamente importante es que para gozar de una vida en paz y en armonía hemos de saber gestionar la experiencia de soledad. ¿Cómo hacerlo?
En nuestra sociedad cada vez hay mas gente a las que les cuesta sentirse a gusto con ellos mismos y necesitan del ruido o de la compañía exterior. Algunos, queriendo huir de la soledad, intentan soluciones que les genera más sufrimiento del que trataban de evitar. Ese es el caso de quienes mantienen relaciones conflictivas, limitantes o inapropiadas con otras personas por miedo a sentirse solos. Otras veces se recurre al adormecimiento del alcohol, las drogas o al frenético activismo. Hay muchas formas erróneas de tratar de evitar la soledad.
Pero hay otros enfoques que nos ayudan en este asunto. Así, las antiguas tradiciones espirituales y la moderna psicología actual nos enseñan una misma verdad para solucionar esta situación. Se resume en una sencilla frase: buscar dentro y no fuera. Pero, ¿qué quiere decir esto? Pues que es en la profundidad de nuestro Espacio Interior donde se encuentra la clave. Porque quienes han experimentado la apertura de dicho Espacio Interior ya nunca más se sienten solos.
Y también quiere decir que encontrarse físicamente solos o acompañados, nos son más que dos contextos diferentes en los que, si tienes los instrumentos apropiados, podrás disfrutar de dos formas distintas de la experiencia y de la alegría del encuentro con los demás, contigo mismo y con el universo. Así que para disfrutar plenamente de la vida será importante sentirse conectados con nuestro Espacio Interior, tanto si disfrutas de la compañía de tus familiares y amigos, como si saboreas todo aquello que la soledad te aporta.
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