¿Quién no ha experimentado en algún momento de su vida la terrible sombra de la soledad o del aislamiento? ¿Quién no se ha sentido alguna vez como una isla en medio de un vasto e inabarcable océano, o como una sombra errante perdida en un infinito desierto?
Sentirse solos y separados de los demás se percibe como algo desagradable para la mayor parte de las personas. Pero he de resaltar que el sentimiento de soledad va mucho más allá de encontrarse físicamente solos o acompañados. Es frecuente escuchar a quienes confiesan haber experimentado una intensa soledad incluso cuando están rodeados de gente. Pero también sucede lo contrario, es decir, que es posible sentirse acompañados sin que otras personas se encuentren físicamente a tu lado, es decir, más allá del tiempo y la distancia. Hay quienes notan la compañía de familiares que ya no están o de amigos que viven lejos.