Hace ya muchos años, a principios de marzo de 1975, tuve la ocurrencia de decir en tono de broma a un sacerdote, profesor y amigo, que me haría mucha ilusión recibir un regalo por el día del padre. No esperaba que a los pocos días apareciera con un regalo, un libro de Teilhard de Chardíin titulado “El Medio Divino” en el que había escrito la siguiente dedicatoria:
“Ser padre es ser fecundo.
El dónde, el cómo, el cuándo…
¡Lo importante es ser fecundo!”
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