Conocida desde la antigüedad, la granada (Púnica granatum L.), es una jugosa fruta de un árbol procedente de Persia. Extendida por el mediterráneo gracias a los fenicios, posteriormente, romanos y árabes la introdujeron en todo el mundo conocido.
Es una de las frutas con mayor potencial antioxidante. Posee vitaminas, polifenoles y taninos de los que forma parte las punicalaginas, en las que reside el mayor poder antioxidante de dicha fruta.
Recientes estudios han sugerido que el consumo de granada puede proteger contra el daño cardiovascular, ya que preserva los niveles de óxido nítrico colaborando así con un mejor flujo sanguíneo del corazón y la mejora de la oxigenación del mismo.
La granada posee unas substancias especialmente importantes para proteger del daño celular. También se alaba su buena acción contra el envejecimiento y contra los radicales libres.
La mayoría de los productos a base de granada que encontramos en el comercio utilizan el ácido elágico como parte de su composición, pero hay que destacar que en su forma libre es muy poco biodisponible, por lo que es preferible tomar directamente la fruta como tal o bien en forma de zumo natural, que ha demostrado, además, una excelente acción protectora contra la arteriosclerosis.
Posee la granada, también, una potente acción antiviral y antifúngica debida al ácido gálico, que también presenta propiedades antioxidantes.