La melatonina es una hormona que se fabrica fundamentalmente en la glándula pineal, aunque existen otros lugares del organismo con una cierta capacidad de producción. Dicha glándula, la pineal, durante mucho tiempo, constituyó un misterio en cuanto a su conocimiento y sus funciones, en ella el filósofo Descartes hacía residir la conexión entre el alma (Res Cogitans) y el cuerpo (Res Extensa). En los últimos años se ha estudiado profusamente y de ella se han escrito numerosos artículos, libros y realizado diversas investigaciones, llegando a ser considerada como una especie de “reloj biológico” que marca los ritmos circadianos del organismo. De un tiempo a esta parte, la melatonina, ha pasado de ser una gran desconocida a estar en el candelero, ya no sólo en las publicaciones científicas, sino incluso en las revistas divulgativas de ámbito generalista. Al igual que en tantas otras cosas, a veces se pasa de un extremo a otro, es decir, de no darles importancia alguna a llegar a considerarlas como una producto milagroso que cura todas las dolencias. Recordemos cuando salió la jalea real, el gingseng y tantas y tantas otras substancias, en su momento aparecieron en el mercado con una vitola de “producto milagro”. La melatonina, inicialmente, cobró interés como substancia inductora del sueño y para el tratamiento del jet lag, es decir, el desajuste horario que se producía en los largos viajes transoceánicos, y poco más. Por dicha razón, básicamente era consumida casi exclusivamente por aquellas personas que realizaban frecuentes viajes de largo recorrido. Hoy día sabemos que, además de las propiedades anteriores, es una substancia especialmente importante para el equilibrio de otros neurotransmisores cerebrales, así como para el correcto funcionamiento de los procesos cognitivos, emocionales, del sistema cardiovascular y del sistema inmune. A veces la he comparado con el director de orquesta que dirige la sinfonía cerebral en la que cada neurotransmisor ha de actuar en el momento oportuno y con la intensidad apropiada. Por otro lado, la melatonina, da lugar también a la llamada “sincronicidad circadiana” de todo el sistema hormonal. Dicho en palabras más sencillas, permite que cada hormona se segregue en el momento preciso y no fuera de lugar fluctuando entre máximos y mínimos de secreción con un ritmo justo. Diversos estudios demuestran que la correcta suplementación de melatonina, junto con la reposición hormonal bien controlada, son opciones bastante útiles en la Medicina Antienvejecimiento. Otros estudios han demostrado su utilidad para tratar procesos como las migrañas y las cefaleas. Su deficiencia aumenta el riesgo de padecer ciertas enfermedades y produce una mayor tendencia a la senilidad. También parece estar correlacionada con trastornos de insomnio y depresión. Además de ayudar a disminuir los niveles de colesterol y proteger el corazón. Su producción, al igual que el de otras substancias hormonales, decrece con la edad, llegando a que con 70 años sea aproximadamente del 20% de lo que se fabrica en la juventud. Además de lo anteriormente expuesto, la melatonina, es un potente antioxidante y se han descubierto importantes propiedades anticancerígenas. Existen alimentos que mejoran la producción de melatonina, tales como la cebada, la avena, las cerezas, el arroz integral, el maíz, los plátanos, el vino, las nueces y los tomates. Y también parece que substancias como la vitamina B3 y B6 pudieran actuar de un modo sinérgico con ella. No se recomienda suplementar a personas jóvenes (menores de 25-30 años) ya que se considera que su producción endógena es suficiente, y un aporte exterior pudiera no ser beneficioso. Pero se valora como un suplemento interesante en personas a partir de 50 años, independientemente de que duerman bien o no, ya que la melatonina no sólo ayuda a regular los ritmos de sueño-vigilia, sino que tiene otras interesantísimas propiedades, como he mencionado anteriormente. Hoy día no existe un acuerdo total en cuanto a la dosis. Lo mayoría de los estudios hablan de 3 mg, tomados de media a una hora antes de acostarse, aunque otros estudios más recientes indican que la dosis fisiológica efectiva sería 10 veces menos, 0.3 mg. Entonces, ¿cuál de las dos propuestas es la más correcta?, sólo el tiempo y nuevos estudios lo dirán. En España se comercializa en distintas marcas en una dosis de 1.9 mg. En otros países esto no es así, y es posible encontrarla en formatos de 3 mg, 5 mg, 10 mg, incluso más ¿Por qué en España el máximo legal permitido es 1.9 mg? Pues a pesar de mis esfuerzos por encontrar una explicación científica plausible de por qué ese tope máximo permitido es de 1.9 y no 2.1, de 1.7 o de 4,3, pongamos por caso, no he encontrado a nadie que me lo explique, ni tampoco ningún estudio científico que lo avale.
Como respuesta a este artículo «Melatonina.es» aporta una clarificadora explicación, la cual agradezco. Puede leerse en los comentarios.
Que acelantados estaban los antiguos Yiguis.
Siento los errores en la escritura. ( adelantados y Yoguis )
En España el máximo legal permitido es de 1,9 porque existe un fármaco de 2 mg de melatonina, y por tanto los suplementos han de tener dosis menor al fármaco. En España la comercialización se realiza por respeto al libre comercio y tan sólo se permiten suplementos comercializados en otros paises. A partir del 3o se septiembre en Europa se ha dispuesto siguiendo los criterios de la EFSA que la dosis máxima de suplementos sea de 1 mg. la dosis fisológica no es de 0,3 mg sino de 0,5 a 1,00 mg. El Dr. Pierpaoli es quien comparó a la melatonian co el Director de orquesta.
Muchas gracias por su precisa aclaración. Me alegra haber usado la misma metáfora que el Dr. Pierpaoli a la hora de hablar de la melatonina. Sigo expectante respecto a los nuevos estudios que aparezcan al respecto.
Saludos