En la actualidad, modernas investigaciones señalan los beneficios de las técnicas psico-corporales (los llamados ejercicios cuerpo-consciencia) en relación a la salud. Todo ello se amplifica cuando la técnica propuesta se fundamenta en una milenaria tradición médica y espiritual que lleva demostrando su utilidad desde hace miles de años.
Recuerdo que una tarde al final de la sesión de Qi Gong para la Salud, justo después de realizar una práctica de corte meditativo, propuse a los alumnos que me describieran lo qué les había aportado el Qi Gong para la Salud en sus vidas.
Cada cual relató su experiencia compartiéndola con el resto del grupo. Había quienes resaltaban los beneficios corporales: una mayor agilidad, mejor consciencia corporal, menos dolores, mayor resistencia física, etc. Otros, en cambio, se centraban más en aspectos que podríamos denominar psicomentales: más tranquilidad, paz, serenidad, mejor control emocional, una mejor capacidad de adaptación a las dificultades, una mente más clara y centrada, etc. La mayoría coincidía también en sentirse con una mayor energía y vitalidad.
He de aclarar que existen diferentes finalidades dentro de la práctica del Qi Gong, pero el que yo imparto se ha enfocado siempre en la salud y en el desarrollo personal, conceptos ambos que para mí son inseparables. Pero además de contar lo que los alumnos opinan, me gustaría ahora describir lo que para mí ha supuesto mi camino en el mundo del Qi Gong.
Tuve mis primeras experiencia de forma casual a finales de los años ochenta y principios de los noventa. Todo quedó en unas prácticas ocasionales de algunos de los ejercicios clásicos de esta disciplina, como por ejemplo as Ocho Joyas (Ba Duan Jin) y algunas técnicas taoístas respiratorias y meditativas. Más adelante conocí a un maestro de Qi Gong al que invité a venir a Málaga e impartir unos talleres. Esta experiencia acrecentó mi interés por su práctica.
Después de estos primeros escarceos decidí formarme más seriamente y para ello me matriculé en La Escuela Europea de Qi Gong, dirigida por el Dr. Ives Requena. Fueron tres años de aprendizaje teórico y práctico con un examen final ante un tribunal realizado en Francia. Posteriormente realicé otros dos años de formación en Qi Gong Terapéutico y a esto siguieron numerosos cursos con diferentes maestros que me introdujeron en numerosas y variadas formas de Qi Gong.
En un principio no tenía la más mínima intención de dar clases. Me formaba por puro placer y porque pensaba que venía muy bien para mi salud, ya que la actividad profesional que llevo a cabo es bastante sedentaria.
Sabéis que la vida da muchas vueltas, y de una forma no buscada me encontré asumiendo las clases de QI Gong para varios grupos de alumnos cada semana. Desde entonces hasta ahora han pasado veintisiete o veintiocho años, y durante todo este tiempo he seguido dando estos talleres al tiempo que pocos poco descubría mi propio estilo y mi propia visión de esta disciplina.
Desde los inicios trabajé con grupos en los que la mayoría eran pacientes de mi consulta y, en general, con una edad avanzada, por lo que hube de adaptar mucho de los ejercicios a las características de dicho colectivo.
Gracias a algunas experiencias inspiradoras con Lama Gangchen Rimpoché, comencé a introducir diversos ejercicios que posteriormente, en el dos mil cuatro, quedaron incluidos bajo el nombre de Entrenamiento Gyalpo. En la actualidad, en las sesiones que imparto mezclamos Gyalpo y Qi Gong tradicional de una forma bastante congruente.
Mirando con perspectiva todo este recorrido puedo decir que para mí, más allá de los beneficios que los alumnos han descrito anteriormente, ha supuesto también una parte importante de mi camino como persona.
Al principio pensaba que a través de estos ejercicios recorrería el Camino del Cuerpo, pero tras experimentar sus beneficios descubrí que, además del cuerpo, también ha constituido un magnífico instrumento para enriquecer El Camino de los Sentidos, El Camino de la Respiración, El Camino de la Mente (cognitiva y emocional) y El Camino de la Energía y del Espíritu, constituyendo para mí una Práctica Integral de Vida.
Dicho esto, no me queda más que invitarte a que, desde el lugar en el que te encuentres, indagues en este tipo de vía y puedas disfrutar de tantos beneficios como de los que yo he disfrutado.
No quiero dejar de contar que en ocasiones han aparecido dificultades. La última de ellas ha sido que de forma imprevista, brusca y sin previo aviso, nos quedamos sin el local en el que durante años practicábamos.
Afortunadamente, después de no pocos esfuerzos, hemos subsanado dicha contrariedad y comenzaremos a entrenar con regularidad en los próximos días.
Si os interesa, podéis encontrar más información en https://doctornougues.com/neurociencia-del-bienestar/ o bien solicitarla a info@centromedicinaintegral.com
