Calidad de las proteínas: suplementación proteica

Por Dª Gracia Casado, Nutricionista colaboradora del C.M.I.Dr. Nougués

Como se sabe, los principales alimentos proteicos, son los de origen animal (carne, pescado, lácteos y huevo), si bien pese a ser alimentos donde este nutriente predomina notablemente, en cualquier otro, igualmente encontraremos en mayor o menor medida, cierto contenido proteico; por ejemplo cabe pensar en las legumbres, los cereales, los frutos secos….(alimentos de origen vegetal). En cualquier alimento encontramos prácticamente todos los nutrientes, la diferencia está en el predominante en cada uno.

La calidad de la proteína depende en gran parte de la composición de sus aminoácidos (elementos estructurales que la componen) y su digestibilidad. Si una proteína es deficiente en uno o más aminoácidos esenciales, (es decir que no pueden ser sintetizados por nuestro organismo), su calidad es más baja. El más deficiente de los aminoácidos esenciales de una proteína se denomina “aminoácido limitante”.

Para hablar de  “calidad de la proteína” que tiene un determinado producto, se tienen en cuenta  aspectos tales como: cantidad total de proteína que contiene, tipo de aminoácidos que tiene y cuántos aminoácidos (esenciales) están presentes y en qué proporción. Tanto así que es el número de aminoácidos que presenta, el que determina la calidad. La proteína estrella, de acuerdo a su calidad, pertenece a la albúmina del huevo, pues tras muchos estudios se ha comprobado que dicha contiene todos los aminoácidos esenciales y en buenas proporciones. Ocurre igual con la caseína (proteína de la leche).

Otros alimentos en cambio, tienen menos cantidad de ciertos aminoácidos (conocidos como aminoácidos limitantes) pero sin embargo, la situación puede subsanarse si los consumimos junto a otros alimentos que contengan más cantidad de estos aminoácidos limitantes. Por lo tanto, es posible tener dos alimentos de bajo valor proteico y complementarlos entre sí, para formar una buena mezcla de proteína cuando se consumen simultáneamente, proceso conocido como SUPLEMENTACIÓN O COMPLEMENTACIÓN PROTEICA, cuyo resultado es la obtención de una proteína de mayor calidad (valor biológico). Así, individuos con una alimentación pobre en proteína animal, requieren una gran variedad de alimentos de origen vegetal, para poder combinar y obtener la mejor proteína.

CONSEJOS CULINARIOS

Aquí os dejamos algunas combinaciones de alimentos (muchos ya lo hacían nuestras abuelas, ¿sabrían ellas por qué?), que contribuyen a mejorar la calidad de la proteína de la dieta:

– Legumbres + cereales integrales: lentejas con arroz, alubias con pasta o mandioca, cuscús con garbanzos y verduras, garbanzos con trigo, espaguetis con guisantes, burritos (pan de maíz) rellenos de frijoles, soja con verduras y arroz, garbanzos con pan.

– Legumbres + frutos secos y semillas: garbanzos con piñones, ensalada de lentejas con nueces, humus o paté de garbanzos (garbanzos triturados con semillas de sésamo y especias).

Etc.

No es necesario recurrir a determinados productos ni preparados, cuando de forma totalmente sana y natural podemos hacerlo por nosotros mismos, a través de una correcta alimentación.

Bífidus: ¿de qué estamos hablando?

Por Dª Gracia Casado, Nutricionista colaboradora del C.M.I. Dr. Nougués

Con este término se asocian principalmente alimentos de origen lácteo. Actualmente esta gama de productos invade nuestro mercado y corresponden a los famosos y tan conocidos probióticos.

Es importante que sepamos que éstos no son una moda que se inventó en los últimos años, sino que se trata de una bacteria, el lactobacillus bifidus que pertenece a la familia de los lactobacillus que encontramos en la leche. Por lo que es un tipo de componente que siempre ha existido, pero cuyos beneficios no se han descubierto hasta relativamente hace poco tiempo.

Dicha bacteria es una de las integrantes de la flora intestinal humana y que se encuentra en el tracto/vía digestiva, donde realiza una importante función para la salud. Como lactobacillus, presentará las características/funciones propias de ellos (síntesis de enzimas y vitaminas beneficiosas para el metabolismo y digestión de la lactosa, que es el “azúcar” de la leche).

Si clasificamos la flora presente en el cuerpo en dos grupos, “buena” y “mala” (las cuales se encuentran en equilibrio entre sí), se integran en el primero  de ellos. Cuando se produce una alteración en este equilibrio, tiene lugar la aparición de enfermedades y síntomas gastrointestinales indeseados, si bien existen determinados factores, que también contribuyen y afectan al correcto mantenimiento, destacando entre ellos el:

– uso de antibióticos y medicinas anti-inflamatorias.

– exceso de tabaco y alcohol.

– situaciones de estrés o tensión.

– exceso de azúcares.

– dietas con predominio de comida precocinada, carnes rojas y grasas saturadas.

 Si hablamos de forma específica del tipo bifidobacterium o bacterias bífidas sus propiedades van desde: una mejora de la digestión, disminución de la incidencia de alergia, de la incidencia de trastornos del aparato digestivo o enfermedades crónicas de él que empeoran la calidad de vida, e incluso parecen prevenir frente a algunas formas de crecimiento tumoral. Es decir, contribuyen al mantenimiento de la flora intestinal sana, mejorando consecuentemente la asimilación de nutrientes y eliminación de residuos, y se encargan de segregar sustancias antibacterianas que nos van a proteger de los ataques de otras bacterias, virus u hongos.

Si como más representativo podríamos resaltar el yogur, actualmente son una infinidad de marcas y productos a los que se añaden bifidus activos, debido al papel que tienen en nuestro cuerpo.

La presencia de estas bacterias en nuestro organismo se da de forma natural desde pequeños, etapa de la vida donde son muy numerosos, si bien a medida que pasan los años, se pierden y de ahí la importancia de ingerir alimentos que nos aporten dosis de estas bacterias tan beneficiosas para el mantenimiento de la salud.

 Beneficios del yogur

Dichos beneficios radican en su contenido de Lactobacillus Bífidus que repuebla la flora bacteriana intestinal, previniendo la aparición de bacterias poco deseables causantes de putrefacciones e infecciones, mientras que la acidez del ácido láctico favorece el crecimiento de las colonias beneficiosas de Lactobacillus.