Alimentación y lactancia

Alimentación y lactancia

Por Dª Gracia María Casado, Nutricionista y colaboradora del C.M.I.Dr. Nougués.

En esta etapa fisiológica de la vida, al igual que durante el período de gestación,  siguen produciéndose importantes cambios hormonales que permiten  la producción de la  leche materna para el amamantamiento del pequeño.

La leche materna tanto desde el punto de vista cuantitativo como cualitativo, es el alimento  más correcto a las necesidades del bebé los primeros seis meses de vida, momento en el cual ya no cubrirá los requerimientos y necesidades de éste y ha de comenzarse con la introducción de los primeros alimentos, de un modo progresivo y ordenado,  la denominada  alimentación complementaria.

Durante este período es vital que la alimentación de la madre se corresponda en todo momento con los cambios que sufre la leche (se diferencian varias fases: calostro, leche de transición y leche madura) y de los requerimientos nutricionales del lactante. Resultado de ello, el efecto es directo tanto en el volumen producido, como en su composición, sin olvidarnos del sabor que presente  la misma. Por ejemplo, se sabe que la cantidad de ácidos grasos de la leche es reflejo de la cantidad ingerida por la madre, y ocurre lo mismo con los niveles de selenio, yodo y algunas vitaminas del grupo B. En cuanto al contenido en proteínas que contenga, puede verse afectado si la madre está desnutrida.

Tener una pequeña guía-recomendaciones para que la alimentación de la lactante sea lo más óptima posible, también es muy recomendable y entre algunos de los consejos, destacan:

  • fraccionar en varias tomas al día (5-6)
  • alimentación variada, completa, equilibrada, natural.
  • leche o derivados deben estar presentes en las diferentes comidas, como una de las fuentes principales de calcio.
  • los hidratos de carbono complejos, deben ser la base de la alimentación y evitar los azucares refinados.
  • las grasas deben ser de origen vegetal (aceite de oliva), evitando las de tipo saturado.
  • las frutas y verduras deben debe estar presentes en, al menos, cinco de las seis comidas propuestas, para asegurar un aporte adecuado de vitaminas, minerales y fibra.
  • evitar dietas restrictivas y más aún cuando van encaminadas a la pérdida de peso. Esto se retomará en otro momento menos comprometido. Del mismo modo cuidado con dietas disociadas o modificadas, tanto en nutrientes como en energía.
  • asegurar un aporte de líquidos de unos 2,5-3 litros diarios.
  • Cuidar:
  1. la higiene de las mamas para evitar complicaciones de tipo infeccioso que dificulten o impidan la lactancia.
  2. la toma de antibióticos, anticonceptivos orales, drogas, alcohol, tabaco, y c etc. que puedan pasar a la leche, causando efectos nocivos sobre el recién nacido.
  3. determinados alimentos, por el sabor agrio y amargo que confieren a la leche y que pueden provocar el rechazo del lactante a la misma, es el caso de: espárragos, ajo, cebolla, rábanos, col, coliflor, coles de Bruselas, embutidos fuertes y especias en general.

¿Y en el caso de lactantes vegetarianas?

De acuerdo a la postura oficial de la Asociación Americana de Dietética (2009): “las dietas vegetarianas adecuadamente planificadas, incluidas las dietas totalmente vegetarianas o veganas, son saludables, nutricionalmente adecuadas, y pueden proporcionar beneficios para la salud en la prevención y en el tratamiento de ciertas enfermedades. Las dietas vegetarianas bien planificadas son apropiadas para todas las etapas del ciclo vital, incluyendo el embarazo, la lactancia, la infancia, la niñez y la adolescencia, así como para deportistas” 

http://www.unionvegetariana.org/embarazo.html