Por Doña Gracia María Casado, Nutricionista, colaboradora del C.M.I. Dr.Nougués
¿Quién no los ha tomado en alguna ocasión? Suponen una alternativa rápida, cómoda y práctica y cada vez son más los tipos que podemos encontrar en los supermercados, sin embargo debemos conocer todas sus ventajas e inconvenientes y una vez más, hacer nuestras elecciones con “conocimiento de causa” como es habitual decir.
Representan una alternativa para aprovechar la fruta, ya que gracias a los avances en su elaboración y conservación, es posible conservar sus propiedades nutritivas de una forma óptima, sin embargo, existen opiniones diversas en cuanto a la adecuación o no del consumo de los mismos ya que en su composición nutricional, destaca un alto contenido en azúcares y bajo porcentaje de fruta, si es que está presente como ingrediente. Por tanto, un zumo no es una alternativa sustitutiva frente a la pieza de fruta. Diferente es, cuando nos referimos a los zumos de fruta naturales.
Cuando nos adentramos en el pasillo del supermercado de los “zumos”, desde néctares, concentrados…, en definitiva infinitos los que podemos encontrar y si bien comparten una característica común, estar envasados, la composición nutricional de cada uno de ellos es muy diferente, y consecuentemente sus beneficios y aporte nutricional. Hemos de saber que el nutriente más significativo en todos ellos, son los hidratos de carbono (10% del producto), los cuales se presentan principalmente en forma de azúcares (sacarosa, glucosa y fructosa). En general, la concentración de sacarosa es superior a la de los otros dos. La elaboración industrial de los zumos ocasiona pérdidas de los azúcares de las frutas de las que proceden, por lo que en estos casos, se añade azúcar persiguiendo imitar la composición de un zumo natural. La adicción de azúcar está permitida en unas cantidades determinadas y se incluirá como ingrediente en el etiquetado, sin embargo a veces se dan irregularidades ya que en muchas ocasiones se recurre a ella para otros fines, menos éticos: corregir la excesiva acidez del zumo, ocultar la adición de zumos de otras frutas o enmascarar la escasez de ella. Sí podemos decir que van a garantizar cierto contenido en vitaminas, y además, suelen ir enriquecidos con vitaminas antioxidantes A, C y E, añadidas con objeto de prevenir y evitar tanto las reacciones de oxidación como las pérdidas que puedan producirse en su elaboración. Entre el aporte mineral destacan el potasio, fósforo y magnesio.
Veamos ahora las principales diferencias entre todos los tipos que se engloban en el gran grupo de los denominados “zumos”:
– zumo de fruta natural: producto resultante de exprimir un fruto/a, sin someter a ninguna manipulación posterior. Muy nutritivos pero hemos de saber que tras un tiempo sin ser consumidos pierden vitaminas de forma rápida y progresiva.
– zumos de frutas: Producto susceptible de fermentación, pero no fermentado, obtenido a partir de frutas sanas, maduras, frescas o conservadas por el frío, de una o varias especies, que posee el color, aroma y sabor característicos de los zumos de la fruta de la que procede. Se pueden añadir a él, el aroma, la pulpa y las celdillas perdidas en la extracción
– zumo de frutas a base de concentrado: elaborados a partir de concentrados de zumo (como materia prima), al que se añade el agua necesaria para reconstituir el producto.
– zumo de frutas concentrado: se obtiene a partir de zumos de frutas, por eliminación, mediante procedimientos físicos, de una parte de su agua de constitución. Si el producto se destina al consumo directo, la concentración debe ser, al menos, de un 50%.
– zumo de frutas deshidratado o en polvo: obtenido a partir de zumo de frutas por eliminación física de casi la totalidad del agua.
– néctar de frutas: producto susceptible de fermentación, pero no fermentado, obtenido por adición de agua y de azúcares, miel o edulcorantes(no superior al 20% del peso del producto acabado) a zumos, puré de frutas o a una mezcla de los anteriores.
Una vez más, consumamos habitualmente los alimentos en su forma natural, lo que no quiere decir que puntualmente no podamos elegir uno.
Después de llegar al final del artículo, ¿tenéis vuestra propia respuesta a la pregunta que titula este artículo?