Hay muchas personas cultas e instruidas que tienen dudas acerca del efecto curativo de la homeopatía, y la catalogan como un simple placebo, cuando no de algo más peligroso. Yo los entiendo, porque una cosa que no conoces o sobre la que tienes dudas razonables no tienes por qué aceptarla a priori. Lo decepcionante del caso es la falta de interés por aprender y la falta de intención de querer escuchar y comprender, cuando lo más apropiado, en mi opinión, sería crear foros de diálogo donde se explicasen historias clínicas y se valorasen los resultados obtenidos.
Por alguna razón que desconozco, desde hace un tiempo, han arreciado las críticas al uso de la homeopatía como recurso terapéutico de utilidad en determinadas enfermedades.
He de decir que llevo más de treinta años practicándo la homeopatía y he tratado a miles de pacientes, por tanto, puedo hablar desde la experiencia práctica de varías décadas de trabajo(lo cual en medicina no es cosa banal). Y si hago caso a dicha experiencia y doy fiel testimonio de lo acontecido en estos años de práctica médica, he de admitir que la homeopatía, como todas las terapias que conozco, tiene sus limitaciones y sus fracasos. No cura todo (tampoco lo ha pretendido nunca). Pero me queda clarísimo que, unas veces como terapia única y, otras veces, combinada con otros tratamientos, ha resultado de gran utilidad en muchísimos procesos, incluso en algunos que no se resolvían adecuadamente mediante los procedimientos médicos convencionales. Entonces, por qué no colaborar y establecer ámbitos de cooperación en lugar de negar las evidencias aportadas por miles de profesionales y por el testimonio de millones de pacientes en todo el mundo.
Algunos de los detractores de la homeopatía argumentan que esas curaciones son «efecto placebo», ya que los homeópatas, según dichos detractores, sólo aportamos «agua, azúcar y buenas palabras». He de decir que los pacientes tratados no comparten semejante opinión.
Pero vale, juguemos a que es así, demos por válido que los homeópatas solo aportamos «agua, azúcar y buenas palabras». Como quiera que tengo mis casos documentados mediante la correspondiente historia clínica, a todos los que piensan eso los invito a compartir dichas experiencias. Ademas de ello, los reto públicamente a que las próximas anginas, bronquitis, úlceras, hipotiroidismo, cistitis, parasitosis, migrañas, lumbalgias, abscesos, ansiedad, etc. los traten sólo con “agua, azúcar y buenas palabras”, y posteriormente anoten los resultados.
Si se curasen de ese modo todos o la mayor parte de los pacientes tratados, ¿no sería esto una constatación reveladora y maravillosa que permitiría ahorrar en medicamentos inútiles? Puesto que si con “agua, azúcar y buenas palabras”, se curan muchas cosas, entonces no habría que dar otros productos que, como todo el mundo sabe, tienen un montón de efectos indeseables. Pero si nos encontramos que al aplicar el tratamiento de “agua, azúcar y buenas palabras”, la mayor parte de dichos pacientes no se curan, habrá que admitir que los que se han curado con homeopatía habrá sido por algún tipo de efecto de estos productos, por lo que habría que admitir su capacidad curativa.
Por tanto, como pienso que no soy mejor médico que aquellos compañeros detractores de la homeopatía, les propongo a que con “agua, azúcar y buenas palabras”, obtengan los mismos resultados que he obtenido yo en estas últimas décadas, y, además, evitarían así efectos secundarios al paciente junto con un gran ahorro en costes sanitarios para nuestro país. Os animo a que lo hagáis. Ya me comentaréis los resultados obtenidos al tratar con «agua, azúcar y buenas palabras».
Soy consumista de «Agua, azúcar y buenas palabras» desde más 25 años. Tenía ganas de escuchar un buen argumento en relación a la magnífica práctica médica que ha supuesto a toda mi familia el tratamiento homeopático. A veces en exclusiva y otras combinándolo, he tratado a mis hijos de muchas de las afecciones de las habla Armando. Me gustaría saber el porqué de esta guerra sin cuartel hacia la homeopatía y cuáles son los intereses. …seguro que económicos, están detrás.
Les ruego que me sigan permitiendo curarme con algo tan dulce como «agua, azúcar y buenas palabras»
Pues el motivo profundo de esta persecución no lo sé a ciencia cierta, pero seguro que hay algo de ignorancia mezclado con intereses comerciales y quizás algunas cosas mas.
Gracias por tu comentario