“La Artritis Reumatoide (AR) es una enfermedad inflamatoria crónica que se manifiesta en todo el cuerpo pero que afecta principalmente a las membranas sinoviales y articulares. Afecta aproximadamente a un 1% de la población triplicando el número de mujeres respecto a los hombres. Puede afectar a diversas articulaciones, aunque las más frecuentes son las manos, pies, muñecas y tobillos y su progresión puede llevar a deformidades articulares. El mecanismo por el que se producen estas alteraciones se debe a un proceso autoinmune, es decir, son las propias defensas del organismo las que atacan a los tejidos sanos afectándolo, incluso llegando a destruirlos.
La medicina convencional ha utilizado para su tratamiento diversos remedios como las sales de oro, aunque actualmente utiliza sobre todo los antiinflamatorios, los corticoides y los inmunosupresores (como el methotrexato). Actualmente se están empleando también los anticuerpos monoclonales y otros agentes biológicos para tratar de frenar esta enfermedad degenerativa.
Desde el punto de vista de la Medicina Integrativa, otros factores han de ser tenidos en cuenta.
La dieta adecuada, como siempre, es bastante importante. Sabemos que una alimentación con predominio de alimentos crudos, frutas, verduras y fibra con un buen aporte de ácidos grasos poliinsaturados, juegan un papel fundamental. Se han hecho estudios que demuestran la importancia de una alimentación vegetariana en pacientes con esta problemática. Es importante también el aporte de algunas substancias antioxidantes como la vitamina C.
Es interesante, además, el uso de MSM, gran aportador de azufre y detoxificador hepático que ha demostrado una disminución de la sensibilidad al dolor.
Existen estudios que constatan la utilidad de aportes de EPA (Ácido eicosopentanioco) y de otras substancias como el Condroitin sulfato y la Glucosamina.
Otros factores a tener en cuenta son el estado de la flora microbiana del intestino, la cual habrá que cuidar, así como la detección y eliminación de las alergias e intolerancias alimentarias, para las cuales ciertos métodos como la Biorresonancia están especialmente indicados.
Entre las plantas medicinales que pueden ser útiles para estos enfermos tenemos la Cúrcuma, que posee importantes efectos antioxidantes y antiinflamatorios; el Jengibre, que inhibe la síntesis de substancias proinflamatorias que son responsables de ciertos fenómenos articulares; la Raíz de Bupleuri, planta china que se utiliza en algunas fórmulas magistrales para el tratamiento de esta enfermedad; el famoso Harpagofito con un importantísimo efecto a nivel articular o la Boswelia, así como un largo etc. de plantas coadyuvantes tales como la ulmaria, fresno, regaliz, etc.
También se están utilizando los enzimas proteolíticos como la Bromelaina, para tratar no sólo el componente inflamatorio en fase aguda sino también los efectos crónicos de esta patología.
Terapias físicas como los masajes, la movilización cuidadosa de las articulaciones afectadas, y otras ayudas terapéuticas como la Psicoterapia de apoyo, pueden ser también importantes herramientas a tener en cuenta.” (ANF)