Dicen que en la antigua China se utilizaba la figura de un anciano montando a un buey, animal éste con paso lento y constante, para representar al Sabio.
Es curioso que se eligiera a éste animal tan parsimonioso y pesado, y no uno más rápido y veloz. ¡Por algo sería!
Tal vez fuese porque el camino que ha de llevar al Sabio hasta su destino haya de ser transitado lentamente. Eso sí, con diligencia y con constancia, pero sin prisas. Sigue leyendo