La Echinacea es una planta perenne de la familia de las Asteraceas con llamativas y vistosas flores de color púrpura. Su distribución es muy amplia y crece de forma silvestre en numerosas partes del mundo, si bien también se encuentran cultivadas formando parte de muchos jardines.
En siglo XVIII se descubrió que eran usadas por los indios americanos para curar heridas y picaduras de serpientes. Ellos la consideraban como una planta sagrada. Desde entonces despertó el interés por parte de los científicos, incrementándose progresivamente en la medida que se descubrían nuevas propiedades. Prueba de ello es que se han duplicado el número de trabajos de investigación en los últimos diez años.
Se ha comprobado que la Echinacea contiene mucilagos betaína, pectina, taninos, timol, beta-sitosterol, diversos alcoholes, vitaminas y minerales. El ácido cafeico y el ácido chicórico son los responsables del efecto de estimulación inmunológica.
Se considera a la Echinacea como una planta que armoniza la respuesta inmune, estimulando dicha respuesta en las personas con defensas bajas. Sin embargo, no produce una sobreexcitación inmunitaria en aquellas personas que poseen las defensas normales.
Induce la multiplicación de células defensivas, así como la activación de la competencia inmunológica de los linfocitos y los macrófagos. Además estimula la producción de interferón por parte de las células encargadas de la respuesta inmune, dificulta la adhesión y división de los virus sobre las células del organismo, y se ha demostrado, también, que la Echinacea produce un bloqueo de las citoquinas proinflamatorias, lo cual da lugar a una mejora de los síntomas gripales y catarrales.
Los extractos de Echinacea han resultado ser activos en cultivos celulares frente a ciertos tipos de virus que causan patología respiratoria y gripal. Incluso también contra el herpes simple. Es útil, pues, como antivírico, antibacteriano y estimulador del sistema inmunológico, antiséptico y antiinflamatorio.
Además se usa frente a infecciones cutáneas, úlceras y sabañones. Es eficaz frente al E. Coli, la Pseudomona y las Cándidas, por lo que se puede usar en infecciones urinarias y vaginales.
No debe utilizarse en embarazadas, lactantes , alergias a las Asteraceas, ni en ciertas enfermedades de tipo autoinmune, ya que podría agravar la sintomatología del paciente.
Pingback: Para los catarros | Sofrodynamia® y Salud