Por Dª Gracia María Casado, Nutricionista y colaboradora del C.M.I. Dr.Nougués
La halitosis es el nombre con el que se conoce técnicamente al mal aliento. Se considera una condición común. Desde el punto de vista dietético, uno de los motivos que pueden causarla son las dietas pobres en hidratos de carbono, nutrientes presentes en alimentos como la pasta, las patatas, el pan, el arroz, los cereales y las legumbres.
La explicación radica en que la falta de hidratos de carbono hace que el organismo comience a utilizar la grasa para obtener energía. Como consecuencia, se produce cetosis, es decir, un aumento en sangre y orina de los niveles de cuerpos cetónicos, unos compuestos que aparecen como consecuencia del metabolismo o utilización de las grasas para la obtención de energía, y una de las características de la cetosis es la aparición de un aliento con olor pronunciado debido a la eliminación de pequeñas cantidades de acetona.
Por otra parte, la halitosis se puede intensificar, también, con dentaduras postizas o si se sufren llagas bucales, caries, sinusitis, infecciones en las encías o sequedad bucal. Incluso puede aparecer como consecuencia de alguna enfermedad, como una diabetes mal controlada (aliento con olor dulzón) o una insuficiencia renal crónica (aliento con olor a amoniaco), aunque la existencia de estas enfermedades no implica obligatoriamente la aparición de ella.
CONSEJOS
- beber agua en abundancia o masticar chicles (sin azúcar), para conseguir que la boca genere saliva, ya que ésta es la encargada de eliminar las bacterias bucales. Además de evitar que la boca esté seca, otra de las causas de la aparición del mal aliento.
- muy útiles las infusiones de menta piperita, menta poleo o regaliz y masticar hojas de menta o chupar caramelos sin azúcar.
- EVITAR alimentos que favorecen la aparición de halitosis, como el ajo y la cebolla. Y en algunas personas, el consumo de col, pepinillos y café, así como el alcohol y el tabaco.
- correcta higiene bucal