Cómo aconsejar para sanar

El consejo terapéutico

Aconsejar bien puede llegar a ser terapéutico

Ya expuse en otros post como la palabra puede ser una importante herramienta terapéutica con profundas repercusiones sobre nuestros procesos curativos.

Sabemos, también, que es posible utilizar dicho lenguaje terapéutico de maneras muy diferentes. Una de ellas es por medio del consejo.

Un consejo se trata de una opinión a cerca de algo, en la que se indica a la otra persona nuestro parecer sobre un determinado asunto.

Pero el consejo terapéutico no consiste solamente en decirle al otro lo que debe hacer o lo que pensamos nosotros a propósito de determinada cuestión. Es algo mucho más complejo y, al mismo tiempo, sutil.

Frecuentemente encontramos personas que aconsejan sobre lo que no le han solicitado y, sin establecer una conexión empática previa, se permiten hablar sobre temas de los que tienen poca experiencia. Suelen hacerlo en tono paternalista indicando al otro lo que debe hacer.

Esto no es un consejo terapéutico, sino una errónea forma de comunicar en el que no establecemos una relación de ayuda sino que, por el contrario, podemos hacer más daño de lo que imaginamos.

Por tanto, para que un consejo llegue a ser terapéutico ha de cumplir una serie de requisitos.

1) El primero y más importante es que ha de ser pedido.  Debemos evitar la universal tentación de ir diciéndole a los demás lo que consideramos que deberían hacer. El consejo terapéutico siempre ha de ser solicitado, si no, mejor callar.

Consejo y relación empática

El consejo sanador requiere de una fuerte relación empática

2)  Sólo debe darse si existe una fuerte empatía entre los sujetos. Por eso, antes de dar ningún consejo es necesario cultivar la relación empática.

3) Debe darse sobre un tema que se domine o se tenga experiencia. Honestamente, sería conveniente no aconsejar sobre aquello que no sabemos.

4) Evitar el tono paternalista mediante el desarrollo del respeto mutuo y la comprensión.

5) No decir directamente lo que la persona debiera hacer, sino estructurarlo de tal modo que incluya la posibilidad de que la persona llegue por si misma a encontrar la solución. Es como dar las herramientas necesarias para que el sujeto aconsejado construya su propia comprensión del asunto.

Recuerda que la palabra tiene una importante potencialidad de poder curativo.

¡Aprendamos a usarla como tal!

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