
Si no atraviesas el umbral no accederás a lo que hay más allá
En Sofrodynamia® hablamos de “la puerta de entrada” como la primera etapa del entrenamiento sofrodynámico. Nos referimos con ello a aquel momento en el que la persona decide introducirse en una nueva dimensión de la consciencia orientada al crecimiento y desarrollo humano y abandonar las inercias y tendencias anteriores.
Hay un momento en la vida de cada uno en el que se da cuenta conscientemente que para alcanzar las metas a las que aspira necesita emprender un camino de desarrollo personal. Este camino también recibe otros nombres, camino interior, camino espiritual, etc.
Si la motivación que fundamenta dicha decisión es lo suficientemente fuerte, entonces, una vez se adentra por el sendero emprendido ya no habrá vuelta atrás. Esto no es así para quienes dudan o para quienes quieren tener un pie un un camino y otro pie en otro distinto. El sendero interior no se puede transitar a medias.
Cuando decidimos traspasar la puerta de entrada experimentamos un cambio en nuestra vida, dejamos de involucrarnos en las penurias de nuestro pasado y decidimos convertirnos en protagonista de nuestro presente y creadores de nuestro futuro.
Es como si hasta entonces hubiésemos habitado en un plano de consciencia limitado y, debido a nuestra determinación, al traspasar el umbral de la puerta de entrada, nos introducimos en otro plano diferente mucho más pleno. Es como un cambio de territorio, pero sin moverse de casa, ya que el territorio del que hablamos se encuentra en nuestro Mundo Interior
No todos consiguen traspasar el umbral que da acceso a esta nueva visión del mundo. Porque no puedes atravesar una puerta si vas cargado con demasiados muebles. Así, nuestros lastres y ataduras de otros tiempos se convierten en un obstáculo que hemos de dejar atrás si de verdad queremos pasar al otro lado.

Al ir más allá de la puerta de entrada, un nuevo sendero se abre ante nosotros
Esto quiere decir que necesitaremos llevar a la práctica la noción de renuncia: renunciar al tipo de vida (pensamientos, emociones y actos) que nos hacen sufrir y elegir cultivar aquellos pensamientos, emociones y actos que son semillas de felicidad.
Una vez tenemos claro este aspecto, la renuncia al sufrimiento, nos damos cuenta que esto nos lleva también a abandonar los viejos esquemas que nos mantienen anclados en estilos de vida y modelos metales limitantes, al tiempo que desarrollamos la capacidad discriminativa suficiente como para darnos cuenta de qué es lo que debemos mantener.
Para traspasar el umbral hemos de disponernos con curiosidad, con deseo de exploración y con apertura hacia lo nuevo, acogiendo con ecuanimidad aquello que aparece en nuestra vida y en nuestra consciencia.
Para esto último, nada mejor que el desarrollo de la actitud contemplativa, es decir, observar atentamente aquello que acontece en nuestro mundo interior, sin aferrarse a lo que nos gusta ni mostrar aversión por lo que nos desagrada.
Ir más allá de la puerta de entrada requiere valentía y sentido común.
Traspasar el umbral no es tarea fácil, ni tampoco es un asunto de mayorías, porque hoy día el trabajo constante y el esfuerzo mantenido no son opciones populares. Sin embargo, el testimonio fidedigno de quienes lo han hecho es unánime, merece la pena.
Así que sea cual sea tu estado actual, recuerda que siempre es posible mejorar, y que para ello habrá que atravesar esa especie de umbral que separa una vida común de una vida dedicada al crecimiento y desarrollo humano.
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