“Darse la vara uno mismo” es una expresión que todos solemos entender. Se utiliza cuando una persona se culpabiliza y se reprocha de manera continuada por algún tipo de pensamiento, sentimiento, acción, porque cree que ha realizado algo reprobable; entonces le decimos “no te des más la vara”. Dicha expresión constituye un intento de ayuda o de consuelo para que la persona que se autocastiga mentalmente pueda salir de los pensamientos culpabilizantes.
Muchas personas poseen un elevado nivel de autocrítica y se culpan por casi todo. Sin embargo, sabemos que la autocrítica es un elemento importante dentro de nuestro equilibrio mental, ya que nos ayuda a mejorar, aprender y avanzar.
La autocrítica, para que funcione bien, ha de estar conectada con una sana autoestima. Y la sana autoestima constituye uno de los pilares fundamentales de la salud. Lo contrario, la falta de ella, da lugar a diferentes clases de padecimientos que normalmente deben ser tratados por el especialista apropiado. Esto quiere decir que si desde la escuela nos enseñasen las estrategias oportunas para construir una autoestima saludable, sería ésta una buena manera de evitar patologías futuras y un buen planteamiento de promoción de la salud.
Hago hincapié en lo de que la autoestima sea saludable porque una gran autoestima, sin más, pudiera traer más problemas que beneficios. Me explico. He conocido a ciertas personas que “están encantadas de haberse conocido”. Y estoy seguro de que quienes leen este post, también conocen a alguien así; porque, por desgracia, abundan más de lo que debieran.
Son individuos tan chupiguays que no tienen nada que cambiar porque ellos ya son perfectos. Eso quiere decir que quienes han de corregir sus conductas o actitudes son los demás. Estos sujetos carecen de la menor capacidad de autocrítica, y cualquier cosa que no sale como ellos piensan o pronostican es siempre achacable a la ineptitud de “los otros”.
Evidentemente este tipo de hipertrofia narcisista de la autoestima no es nada saludable, aunque la persona que lo padece no se perciba como limitada, sino todo lo contrario. Estas son las enfermedades más peligrosas, porque es imposible curar a quien no se siente enfermo.
Desde la época antigua en la Grecia Clásica, y también en las culturas orientales, la noción de salud se ha relacionado siempre con equilibrio y mesura. Esto es aplicable tanto al plano biológico como al psicológico. Una sana autoestima ha de estar modulada a su vez por un nivel de autocrítica apropiado, de tal manera que el exceso de autocrítica es tan nocivo como la ausencia de ella. Como dice la Tradición Budista comparando la afinación de un instrumento con el ser humano: “si tensas mucho la cuerda se romperá, pero si la dejas floja no sonará”.
Autoestima y autocrítica mantienen, pues, relaciones bidireccionales que hacen que se influyan mutuamente.
¿Cómo sería una sana autocrítica que daría lugar a una sana autoestima? La respuesta no es sencilla, porque son muchos los matices que podrían considerarse al respecto. Pero como normas básicas nos pueden servir las siguientes propuestas a modo de orientación general:
1.- La autocrítica, como su propio nombre indica, se aplica a uno mismo y no hacia los demás.
2.- Debiera estar encuadrada dentro de un marco de aprendizaje, es decir, su finalidad no es punitiva sino docente. Esto quiere decir que se utiliza para aprender y para mejorar.
3.- Ha de estar desvinculada de la culpa. Hemos de entender que muchas veces hacemos cosas incorrectas, bien por falta de destreza, por incapacidad o por ignorancia. Esto lo que indica es la necesidad de mejorar nuestros recursos y activar nuestras potencialidades, y no la de machacarse mentalmente.
4.- Ha de cuestionar no sólo las acciones sino también nuestras omisiones.
5.- Para mantener una visión global, es muy importante no quedarse sólo en el hecho concreto, sino ser capaces de cuestionar las bases del modelo mental que lo sustenta y en el que se enmarcan dichas acciones.
No es tarea fácil conseguir tener presente todo lo anteriormente expuesto, pero sí es una propuesta posible y, sobre todo, que merece la pena considerar a todos aquellos que se orientan hacia una vida más plena y saludable.
Pingback: La autocrítica saludable — Sofrodynamia® y Salud | LUZ EN AGORA
Gracias Armando por ofrecernos continuamente valiosas herramientas que permiten darnos cuenta si estamos actuando a favor de nuestra autorealización.
Gracias a ti por tu comentario, espero que las publicaciones posteriores puedan seguir ayudando.