En una sociedad como la nuestra en la que el estrés campa a sus anchas y da lugar a numerosos trastornos tanto de índole física, como psicológica o existencial, cualquier herramienta que nos ayude a prevenirlo, gestionarlo o amortiguar sus repercusiones, es bienvenida. La alimentación es una de ellas. Por eso me gustaría comentar algunos aspectos de lo que hoy día viene llamándose “alimentación antiestrés”.
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