En una sociedad como la nuestra en la que el estrés campa a sus anchas y da lugar a numerosos trastornos tanto de índole física, como psicológica o existencial, cualquier herramienta que nos ayude a prevenirlo, gestionarlo o amortiguar sus repercusiones, es bienvenida. La alimentación es una de ellas. Por eso me gustaría comentar algunos aspectos de lo que hoy día viene llamándose “alimentación antiestrés”.
Lo primero que habría que plantearse es la pregunta de si realmente existe una alimentación antiestrés o más bien es un término que responde a intereses comerciales para vender ciertos productos o incrementar el consumo de determinados nutracéuticos. Pues la respuesta es que, según los conocimientos actuales, sí es posible utilizar la alimentación como una herramienta más del abordaje del estrés.
Pero ojo, para hacer frente al estrés no vale con una sola cosa. Hoy día sabemos que para tratar el estrés hemos de hacerlo de forma integral, es decir, actuando sobre los aspectos cognitivos, emocionales, energéticos, relacionales y biológicos del estrés, y no sólo realizar una actuación puntual.
Teniendo en cuenta lo anterior, con respecto a la alimentación antiestrés, hay que decir que no sólo son importantes los nutrientes que aportemos, sino también los hábitos dietéticos de cada persona (el modo en el que come, el tiempo que dedica, el tipo de preparación culinaria que realiza, etc.)
En ciertos casos es necesario suplementar determinados nutrientes porque a través de la dieta no se alcanzaría la proporción requerida. También es posible utilizar algunos preparados fitoterápicos que ayudarán a reducir la sensación de ansiedad y mejorar el estado general.
Además, en la última década se ha descubierto la importancia de la microbiota en este campo. Así, hoy día sabemos que interviene en la producción de neurotransmisores que ayudan a normalizar el funcionamiento del sistema nervioso. Son los llamados Psicobióticos. Entre las cepas que cumplen una función antiestrés encontramos el Lactobacillus helveticus R52 y el Bifidobacterius longum R175
A continuación, a modo de resumen, os dejaré algunas ideas a tener en cuenta en lo que se refiere a la alimentación antiestrés:
COSAS A EVITAR:
1.- Evitar el exceso de sal y grasas saturadas (grasas trans)
2.- Evitar el azúcar refinado y aquellos hidratos de carbono de alta carga glucemia
3.- Muy importante descubrir y evitar aquellos alimentos a los que tenemos ciertas intolerancias.
4.- Evitar los excitantes (café, guaraná, etc.)
5.- Evitar el exceso de aditivos y conservantes
6.- Limitar el consumo de alcohol, y evitar los destilados.
NUTRIENTES QUE DEBEMOS APORTAR:
1.- La alimentación, siempre que sea posible, ha de ser ecológica y con productos de temporada.
2.- Tomar hidratos de carbono complejos de baja carga glucemia (legumbres, cereales integrales, verduras, frutas de baja CG)
3.- Consumir grasas poliinsaturadas y Trigliceridos de Cadena Media (frutos secos, chía, pescado azul, aceites vegetales, yema de huevo, aguacate, aceitunas, aceite de coco, etc.)
4.- Proteínas de alto valor biológico (clara de huevo, pescado, carne, legumbres + cereal, cereal + frutos secos, cereal + algas)
5.- Alimentos ricos en triptófano (huevos, pescado, soja, garbanzos, cereales integrales, almendras, anacardos, kiwi, bananas, etc.)
6.- Alimentos ricos en magnesio (semillas de calabaza, almendras, avellanas, nueces, soja, garbanzos, perejil, espinacas, quinoa, edamame, etc.)
7.- Alimentos ricos en vitamina B (cereales integrales, huevos, legumbres, algunos frutos secos como las nueces, en la levadura de cerveza y en el germen de trigo, etc.)
8.- Alimentos ricos en vitamina C (kiwi, naranja, guayaba, mango, limón, piña, fresa, tomate, brócoli y coliflor, guisantes, etc.)
9.- Alimentos ricos en vitamina D (aceite de hígado de pescado, pescado azul, yema de huevo, el hígado, los lácteos enteros o enriquecidos, la mantequilla y la nata, etc.)
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