“Si somos capaces de sentir regocijo por el beneficio de los demás desterrando toda envidia o menosprecio; si nuestros sentidos están avezados para reconocer todas las muestras de amor que nos rodean cada día; si cuando sentimos dolor procuramos usarlo para seguir creciendo en lugar de enredarnos en estériles lamentaciones, entonces nos encontraremos, sin duda, transitando el sendero de la felicidad” (ANF)