“Hoy día muchas personas sufren diversas patologías relacionadas de alguna manera con el estrés. Sin embargo, respecto a la noción de estrés, hay algunos matices que conviene señalar para comprenderlo de forma apropiada.
Lo primero es entender que la respuesta a un estímulo estresante no siempre ha de provocar daño, sino que éste aparece cuando dicha respuesta es desproporcionada en intensidad o mantenida a lo largo del tiempo. Teniendo en cuenta lo anterior, y más allá de algunas discusiones meramente académicas sobre el asunto, podemos afirmar que:
1.- El estrés es fenómeno inseparable de la vida y su finalidad biológica es de tipo adaptativo. No es pues algo malo que haya que evitar siempre, sino que habremos de modularlo para que surta los efectos beneficiosos que también nos proporciona, como por ejemplo para dar respuestas más adecuadas a los requerimientos del medio.
2.- Aparece en todos los seres vivos, sólo el cadáver tendría un estrés igual a cero. Por tanto no es real la propuesta de eliminar todo el estrés, solamente es posible aprender a gestionarlo adecuadamente.
3.- Experimentamos los cambios propios de la respuesta estresora tanto en situaciones positivas como negativas. Es decir, las cosas buenas (un viaje, un aumento de sueldo, comprar una casa nueva, etc.) también estresan.
4.- No es necesario tener problemas para encontrarse estresado. Dependerá, entre otras cosas, de los recursos de los que dispongamos para regular la respuesta y amortiguar sus consecuencias.
Considero que en nuestra sociedad actual, y dada la enorme incidencia de trastornos asociados al estrés, si queremos mantenernos en salud habremos de aprender una serie de estrategias prácticas que nos permitan gestionar adecuadamente los estímulos estresógenos y las respuestas que damos a los mismos” (ANF)