“Hemos de recordar que la concepción que tengamos acerca del ser humano y su funcionamiento constituyen la base sobre la que se asienta el modo de comprender los procesos de salud y enfermedad, así como las terapias que elegimos para sanar. Podría decirse que el modelo de ser humano que poseamos orientará, sin lugar a dudas, el rumbo de nuestra práctica médica.
Cuando consideramos que cada persona es sólo una forma material en la que hay que tener en cuenta la estructura la función y los niveles de substancias químicas circulantes, entonces los diagnósticos que hacemos y los tratamientos que elegimos para sanarla estarán relacionados con dicha concepción, y se orientarán hacia los niveles antes descritos. Terapias como por ejemplo la acupuntura o el shiatsu, quedarían fuera de dicho modelo, ya que no se considera en él la dimensión energética de cada sujeto.
Pero hace ya mucho tiempo que sabemos que además de lo anterior, los seres humanos estamos influidos por diversos tipos de campos físicos. Por ejemplo, somos sensibles a un gran número de radiaciones, tanto ionizantes como electromagnéticas, respondemos también a variaciones del campo magnético, así como a otros fenómenos físicos tales como sonidos, ultrasonidos, luz pulsada, etc.
Por lo tanto, el modelo de estructura-función-química, ha de ser ampliado hoy día con un cuarto factor, los campos físicos.
Pero, además, sabemos también que somos sensibles a las variaciones producidas por una serie de fenómenos diversos que podríamos denominar como “campos de energía sutil”, como por ejemplo el pensamiento, las emociones, los estados meditativos, etc. Cada vez existen más datos que lo confirman.
Eso quiere decir que habrá que seguir ampliando los modelos anteriores para incluir también, tanto en el diagnóstico como en la terapéutica, dichos “campos de energía sutil” que, cada día más, se están investigando y comprobando experimentalmente. Disciplinas como la Psiconeuroinmunología tiene mucho que decir al respecto.
Experimentos que demuestran cómo se bloquea del sistema inmunitario disminuyendo la secreción de IgA, tras ver imágenes de miedo o violencia, o por el contrario, el modo en el que repercute positivamente sobre dicho sistema los estados de relajación y meditación, son una pequeña muestra de las posibilidades que nos abre esta nueva vía.
La medicina del futuro ha de mirar más allá de la mera estructura material y abrirse al estudio serio y científico de todas aquellos factores, sean de la naturaleza que sean, que de una u otra manera influyen en la salud y el bienestar de los seres humanos.” (ANF)