“Es curioso que sigamos considerándonos seres predominantemente racionales cuando son las miradas, las sonrisas, las caricias… lo que desde el punto de vista humano resulta más valioso para nosotros, porque nos estremecen en lo más profundo de nuestra alma, conmueven nuestro corazón y llenan de alegría nuestras vidas, de un modo mucho más intenso y placentero que cualquier sofisticada reflexión científica” (ANF)