“Durante un proceso de profundo desarrollo interior suelen refinarse los sentidos y se incrementa la percepción, por eso es posible ver lo que otros pasan por alto, escuchar lo que otros no oyen, acceder a un universo de recuerdos en cada olor, y a una indescriptible melodía en cada sonido, mientras que por el contacto con la piel se pueden conocer aspectos que incluso la otra persona ignora de sí misma, pero si nos falta la ternura de corazón, todo ello será de poco valor” (ANF)