“Una persona con cierto grado de bienestar irradia armonía hacia los demás, por el contrario, aquellos que viven instalados en la queja permanente son como ladrones que nos roban la energía. Por eso, no es de extrañar que de manera natural, los primeros sean personas que atraen mientras que los segundos generan repulsión. De este hecho, ¡saca las conclusiones que gustes!” (ANF)