Te has peguntado alguna vez si en estos momentos eres consciente de tus mejores potencialidades. Yo sí que me lo he preguntado muchas veces y la respuesta es negativa. Y no se debe a falta de atención al respecto, sino a que soy consciente de la insondable profundidad de los seres humanos, y creo que, por mucho que haya ahondado en ello, todavía me queda un largo trecho que recorrer. Estoy convencido de que expreso algunas cualidades pero, al mismo tiempo, que tengo otras por descubrir.
Además de esta primera pregunta, también me he cuestionado con frecuencia ¿dónde está el limite del ser humano? La respuesta es bastante incierta. En el mundo hay muchas cosas que no controlamos, pero tal vez, una de las pocas cosas que sí dependen de nosotros es hasta dónde llega nuestro compromiso para conocernos, descubrirnos y florecer como deberíamos. Pero saber cuál es el límite de la humanidad, eso es otra cuestión.
Cuando nacemos no somos más que un mamífero con cierto parentesco con algunos otros primates. Pertenecemos al genero Homo y a la especie sapiens sapiens. El contacto con otras personas y la interacción social con el ambiente cultural en el que nos desarrollamos, completan el proceso de humanización y hace que nos manifestemos en el mundo según nuestra propia individualidad.
En estos años de práctica clínica he atendido a miles de personas. Y he observado que podría clasificarlos en dos grandes grupos: los que se creen víctimas de la situación y piensan que no pueden hacer nada al respecto, y aquellos otros que consideran que son los verdaderos protagonistas de sus vidas. Ni que decir tiene, la diferencia en cuanto a salud y calidad de vida que existe entre los primeros y los segundos. Lo puedes imaginar fácilmente. A mí me gusta pertenecer a este segundo grupo, al de aquellos que creen que lo último que podemos perder es la libertad interior de elegir crecer y desarrollarse. Desarrollar el potencial nos lleva a preguntarnos acerca de ¿cuál es la mejor versión que podemos ofrecer?, y sobre todo nos estimula a comprometernos para llegar hasta ella. Nosotros lo merecemos, y el mundo también se lo merece.
El potencial puede manifestarse de diferentes formas. Tenemos un potencial biológico, un potencial psicológico y un potencial espiritual. Y cada uno de ellos requieren condiciones distintas para que emerjan. Cada cual tiene sus dones. Avanzar en el autoconocimiento significa descubrirlos. Una vez descubiertos habremos de pulirlos, trabajarlos y compartirlos. Seguir esta dirección incrementa nuestra autoestima y amplía el sentido de pertenencia grupal. Ambos aspectos dan lugar a un mejor nivel de salud mental y corporal.
Pero, ¡ojo!, no deberíamos confundir el desarrollo del potencial con el cultivo del narcisismo que tanto prolifera en nuestros días. Cuando alguien explota una de sus cualidades sin que mantenga una relación congruente con el resto de los aspectos del ser humano, no está cultivando el potencial del modo que trato de explicar, sino que hace otra cosa distinta. Pondré un ejemplo. Llegar a ser un magnifico profesional de las finanzas, pongamos por caso, porque dispones de una mente prodigiosa para el cálculo numérico, mientras a nivel emocional te comportas como una persona autoritaria, mezquina o carente de compasión hacia los demás, no es desarrollo del potencial al que deberíamos aspirar.
Cuando hablo de desarrollar el potencial, estoy haciéndolo desde un marco de referencia concreto, el marco del crecimiento y del desarrollo humano. En este contexto, el potencial, se relaciona con los aspectos más elevados de los seres humanos y siempre conectado con el beneficio de los demás.
Desarrollar del potencial es lo que eligieron las personas autorrealizadas, y cuando hablo de autorrealización no lo hago para referirme a individuos con extraordinarias capacidades sobrenaturales al alcance de muy pocos, sino de aquellas personas corrientes que asumieron el reto de trabajar con sus cualidades para desarrollarlas y compartirlas con el mundo.
No nacemos completos, sino que somos seres potenciales. Poseemos semillas que requieren atención y cuidados para que se manifiesten. Es posible elegir entre desarrollarlas o dejarlas ocultas. ¿Cuál será tu elección?
¡Ahora es tu tiempo, ahora es tu momento de conocerte y mostrar al mundo tus mejores dones!
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