Cuentan que Sócrates, el conocido filósofo griego, se atribuía la capacidad de hacer que una persona corriente y sin especial preparación, fuese capaz de llegar a descubrir grandes verdades filosóficas a condición de ir proponiéndole las preguntas apropiadas.
A este arte de saber realizar buenas preguntas para llegar a alcanzar elevadas respuestas se le denominó Mayéutica, debido a que la raíz griega de dicha palabra hacía alusión al oficio de partera y la actividad mayéutica se asemejaba mucho a capacidad para “dar a luz” nuevas comprensiones y conocimientos”. Era como ayudar a “parir” un nuevo conocimiento o una nueva comprensión. Sigue leyendo