Hace muchos años me contaron una anécdota de un maestro japonés al que, después de un largo viaje por occidente, le preguntaron en su monasterio acerca de cómo eran los occidentales. El maestro les contestó, – gente extraña. De día van dormidos, mientras por la noche toman pastillas para dormir-.
Muchos duermen y no lo saben. De ellos, son bastantes los que quisieran seguir durmiendo. Pero existe un determinado grupo de personas que cuando toman consciencia de su estado, son capaces de generar el impulso y la energía necesaria para comenzar a despertar.
Despertar, aunque suene como una palabra ligada a las disciplinas orientales, en realidad no es algo lejano, ni exótico, sino que más bien se trata de todo lo contrario. Despertar es una tarea cercana y solidaria que se encuentra relacionada con una mayor claridad de nuestra mente, de nuestras emociones y de nuestros comportamientos, de tal manera que, cuando lo experimentamos, aunque sólo sea fugazmente, no nos apetecerá ya seguir durmiendo.
Y nos damos cuenta de que aquello que llamamos despertar nos proporciona una especie de acceso a otra clave de la realidad mediante la cual las cosas empiezan a experimentarse de forma diferente, aun viviendo las mismas circunstancias.
Por tanto, existe una clara diferencia entre lo que se considera la mente del despierto y la mente del dormido, de la misma manera que existe diferencia entre lo que percibimos cuando soñamos y lo que percibimos cuando nos levantamos por las mañanas.
Pero, ¿cómo saber que estamos dormidos? Pues trataré de describir las características más significativas que podemos encontrar en la mente o en el comportamiento de “los durmientes”.
Dichas personas:
1.- Poseen una consciencia limitada de su propia realidad, así como de las relaciones que se establecen en un universo como el nuestro.
2.- No existe mucha relación entre lo que piensan, dicen y hacen.
3.- Elaboran rituales de conducta para tratar de buscar seguridad, sin que lleguen a cumplir sus objetivos, sino que, más bien, quedan atrapados en dichos rituales.
4.- Sus vidas se centran más en el tener que en ser.
5.- Tienen dificultad para gestionar la soledad y pueden caer en el activismo.
6.- Su emoción predominante es el miedo, aunque en muchas ocasiones se
encuentre disfrazado de otras muchas caretas emocionales que le hacen aparentar otra cosa.
7.- Buscan la confirmación exterior, porque en el fondo poseen poca seguridad en sí mismos.
8.- En el tipo de relaciones que establecen con sus semejantes predomina la dualidad poder/sumisión.
9.- Desconocen su Dirección Vital Personal.
10.- Viven la sensación de sentirse incompletos y desvalidos. A pesar de sus intentos, no logran dar una respuesta satisfactoria a su sensación de aislamiento y separatividad.
11.- Son muy frecuentes las conductas narcisistas y egocéntricas.
12.- Piensan que la realidad es sólo aquello que captan los sentidos.
13.- Tienen dificultad para encontrar un sentido trascendental a la existencia.
14.- Difícilmente integran el envejecimiento, la enfermedad y la muerte como aspectos de la vida que hay que asumir.
15.- Creen que los demás deberían entenderlos.
16.- Pueden caer en diversas adicciones como forma de escapar de sus angustias.
17.- No se encuentran a gusto en su propio pellejo.
18.- Tienen dificultad para reconocer el amor que les rodea.
19.- Se afanan en demostrar su valía como mecanismo de autoafirmación
20.- Se encuentran alejados de su centro vital.
21.- Tienen dificultad en conectar con la alegría que sustenta la vida.
22.- Gestionan limitadamente los aspectos emocionales de sus vidas.
23.- Con frecuencia se encuentran viviendo como si fuesen prisioneros de su pasado y angustiados por su futuro.
24.- Buscan formas de terapias conectadas con el pasado en lugar de asumir su potencialidad en el presente.
25.- Muchos no descubren cuál es su verdadera pasión y vocación.
26.- Aunque tengan buenas intenciones y se esfuercen por conseguir mayor estabilidad y paz, parece que los resultados no le acompañan.
27.- Con frecuencia experimentan dificultades importantes en sus relaciones con los demás.
28.- Viven como prisioneros de sus propios límites autoimpuestos.
29.- La envidia y el orgullo suelen estar presentes en sus vidas.
30.- Y, sobre todo, ¡creen que no están dormidos!
Aunque podríamos añadir algunas características más, he dejado una especie de lista de chequeo suficientemente amplia como para permitir al lector una reflexión sobre las coincidencias o no con dicho listado.
No es un test psicológico validado, por tanto, no lo tomes como tal.
Si quieres que te sirva de algo, procura ser honesto contigo mismo. No has de demostrar nada a nadie, ni tampoco se trata de ningún examen que debas superar.
Si descubres que hay pocas coincidencia entre el listado y tu vida, ¡enhorabuena!
Pero si sucede que te identificas con muchos de los puntos (es difícil identificarse con todos), entonces plantéate que algo habrás de intentar si quieres vivir una vida mejor.
Muchos son los caminos, y es importante que sigas el tuyo.
Por mi parte, decir que el entrenamiento progresivo en Sofrodynamia® trata de conseguir que nuestra mente se encuentre cada vez más despierta.
Visto desde otra perspectiva, podría decirse que nos proponemos estar menos dormidos y más despiertos de lo que habitualmente estamos. Es pues un entrenamiento “para ayudarnos a despertar”.
A lo largo de los años he podido constatar que muchos alumnos refieren haber experimentado un cierto despertar en sus vidas, lo cual demuestra su validez.
Pero elijas el camino que elijas, no vayas a olvidar hacerlo con constancia, entrega y disciplina, añadiendo la capacidad de disfrutar durante el largo proceso proceso de crecer y desarrollar tu potencial.