Hace tiempo que tengo presente que cada vez que digo adiós no sé con certeza cuándo volveré a decir hola a la misma persona. La vida es frágil, el futuro incierto y es la impermanencia lo que siempre ha presidido nuestras vidas, aunque no hayamos sido conscientes de ello. Dicha impermanencia es lo que convierte en valioso y único cada instante vivido. Procura, cuando sea posible, vivir la magia de cada encuentro, porque siempre es y será único e irrepetible.