Más allá de las sombras

Las sombras no es la realidad

Las sombras no son la realidad

Cuando la luz se proyecta sobre un objeto se genera una sombra. La sombra se parece al objeto pero no es el objeto, y aunque nos aporta una cierta idea de lo que representa, en muchas ocasiones lo único que produce es confusión cuando confundimos lo uno con lo otro.

Si observamos el esquema del cilindro de Víctor Frankl, tendremos una idea más clara de a qué me estoy refiriendo. En dicho esquema se nos muestra como al

Cilindro de Frankl

Cilindro de Frankl

proyectar la sombra de un cilindro sobre un plano vertical, éste se manifestará sobre el plano adoptando la forma de un rectángulo. Pero cuando proyectamos la sombra de esa misma figura sobre un plano situado debajo de su cara inferior, lo que aparecerá proyectado será un círculo. Así pues, ninguna de las dos proyecciones, rectángulo o círculo, corresponden a la verdadera realidad, cilindro; son sólo sus sombras. Si confundimos las sombras con el objeto, estamos cayendo un un importante error.

Cuando aplicamos estas nociones a nuestro mundo interior, nos darnos cuenta de que en él también existen sombras, oscuridades que habrán de ser trascendidas para acceder a la pura luz de la consciencia gracias a la cual experimentamos la realidad de las cosas tal cómo son, es decir, sin errores ni confusiones.

Normalmente, las sombras, se han contrapuesto al aspecto luminoso de la consciencia, e incluso a la esencia de la vida. Por eso, en muchos escritos, sombra, oscuridad y muerte son casi sinónimos. Y por eso, también, cuando se alcanza la máxima sabiduría y claridad mental la llamamos iluminación, o lo que es lo mismo, vivir en la luz, porque lo iluminado ha sido siempre lo contrario de lo oscuro.

Luz de la consciencia

Anhelamos vivir en la luz de la consciencia

Anhelamos vivir en la luz, sin embargo, nuestra experiencia cotidiana no se corresponde con ello. Parece como que la mente común se conformase con vivir entre sombras y oscuridades, pero desde algún punto profundo de nuestro ser, surge el anhelo de dirigirnos hacia un aspecto más luminoso de la realidad y de nosotros mismos que, aunque actualmente no lo entendamos, reside en nuestro interior.

¿Cómo podremos acceder a ese lugar más allá de las sombras?

Vivimos en un universo construido en base a nuestras limitaciones perceptivas y a los sistemas de creencias individuales compartidos que conforman el paradigma en el que nos movemos. Llamamos realidad a una mera interpretación construida en base a lo que los sentidos han percibido, pero como dice Paul  Watzlavick, “una cosa sucede por ahí afuera y otra distinta percibo por aquí adentro”, queriendo significar la diferencia que existe entre la verdadera realidad en toda su amplitud y aquello otro que capta nuestra limitada percepción sensorial.

La ciencia moderna, cada vez más, confirma la enorme distancia que separa nuestra percepción sensorial de aquello otro que parece ser la realidad.

Hoy día se tiene claro, según diversos estudios, que la realidad no es aquello que captan nuestros sentidos, sino que más bien estos acceden sólo a una pequeña parte de una realidad mucho más vasta e inabarcable, matizada, además, por nuestro propio mapa de creencias y teñida también por nuestros diferentes aspectos emocionales.

Realmente no percibimos lo que en verdad existe, sino una pequeña franja de un vasto universo que se extiende más allá de nuestros límites perceptivos.

Pero a pesar del engaño de nuestras percepciones y de las sombras que envuelven nuestra mente, hay quienes piensan que somos seres de luz, que somos el punto más alto y sofisticado de la creación tal como la conocemos, que somos el organismo más evolucionado e inteligente del planeta, etc. Si esto es así, entonces ¿cómo es que un ser de esas características se ve con tantas dificultades a la hora de conseguir una vida luminosa, feliz y en paz?

¿No será porque son muchos los que han asumido el papel de los presos del

Mito de la Caverna de Platón

Mito de la Caverna de Platón

“Mito de la caverna de Platón”, y han aceptado sus propias oscuridades y los reflejos fantasmagóricos de las cosas como la única realidad posible? Tal vez se hayan acostumbrado tanto a la oscuridad que han olvidado que existe la luz.

¡Evitemos caer en dicho engaño!

Por eso, hemos de insistir en que más allá de las sombras hay luz. Una luz que estamos invitados a descubrir y a experimentar.

Así que no debieras posponer mucho tiempo esa especie de indagación interior que te permita acceder a una experiencia más profunda y sutil de aquella realidad que se esconde entre nuestras oscuridades, aquella luz que brilla en lo más profundo de nuestra consciencia y que se encuentra más allá de las sombras.

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