El futuro todavía no existe como tal, pero se va construyendo momento a momento. Vivimos en el presente y desde él construimos el futuro, porque, lo creamos o no, somos constructores de nuestra propia realidad.
Pero muchas personas piensan que es el azar, la buena o la mala suerte, o una especie de destino escrito lo que, finalmente, acabará determinando lo que nos sucederá.
Es cierto que la mayoría de las cosas no dependen de nosotros, también es verdad que el modo en el que decidimos vivir lo que nos sucede sí que es una cuestión íntegramente nuestra.
En condiciones normales, la vivencia del tiempo suele ser una vivencia de tipo lineal, con la secuencia “pasado-presente-futuro”, sin embargo, en el Espacio Interior, el tiempo no es lineal, de tal manera que cabe la posibilidad de que pasado y futuro tengan más conexiones que las que en un principio le pudiéramos atribuir.
Cuando hablamos de los tres tiempos, pasado, presente y futuro, en Sofrodynamia®, proponemos acudir al pasado para aprender, ya que nuestro pasado nos ofrece una gran cantidad de recursos, conocimientos y experiencias que bien aplicadas nos permitirán alcanzar nuestras metas. Esto se fundamenta en que, habitualmente, la biografía de cada persona suele ser más rica de lo que en principio somos capaces de imaginar, y a menudo poseemos más conocimientos y recursos de los que habitualmente utilizamos.
Y puesto que, como afirmé anteriormente, el “futuro se construye”, podríamos preguntarnos acerca de si hay alguna manera mejor que otra de hacerlo.
Hay quienes han planteado que el problema existencial del ser humano podría expresarse como la dificultad que tenemos para construir el futuro que deseamos, un futuro feliz, ya que, según parece, hemos olvidado en el presente nuestra verdadera naturaleza.
Visto así, sí que tendría sentido entender que nuestro futuro debiera estar conectado con la recuperación de una cierta memoria perdida que nos dice quiénes somos realmente.
Es el olvido de nuestra verdadera esencia, el olvido del Ser, el olvido de nuestra perfección, lo que nos hace caer en una maraña de conflictos periféricos que crean una discrepancia entre lo que somos y lo que manifestamos.
Para crear futuro, el ser humano, por tanto, ha de volver a recordar aquello que ya fue, antes de que los traumas fabricados y el laberinto de la maraña mental de la vida cotidiana, enturbiasen la percepción de nuestra auténtica naturaleza.
Desde este enfoque, el modo de crear futuro y de evolucionar personalmente, es decir, el modo de sanar, debiera ser comparable a una especie de reencuentro con nosotros mismos para experimentar de nuevo lo que ya fuimos y poder volver a serlo.
Dicho de otro modo, construir nuestro futuro es como volver a nacer, en este caso, como seres verdaderamente humanos, como miembros de la llamada “Nueva Humanidad”, desarrollando planos de consciencia específicamente humanos.
Pero si queremos saber cómo será nuestro futuro no tenemos más que darnos cuenta de cómo está siendo nuestro presente, ya que lo que hagamos hoy no es más que la semilla de lo que florecerá mañana.
Abrirnos a la posibilidad de construir nuestro futuro asumiendo la tarea de construirlo positivamente, en lugar de considerarnos como víctimas pasivas de nuestra realidad actual, es una elección que sólo depende de nosotros.
La mayoría de las personas viven como si se encontrasen desbordadas por las circunstancias, como si la vida les pasase por encima, viven desconectados de la experiencia de su Ser Interior, y, en términos de futuro, se sienten ciertamente desvalidos, como prisioneros de determinadas circunstancias que poco o nada controlan.
¿Es posible hacer algo para solventar esta situación?
Frente a lo expuesto anteriormente, lo primero que deberíamos hacer sería instalar la creencia de que somos los dueños de nuestra vida, y no las víctimas pasivas de las circunstancias. Creer en nuestras posibilidades y comprometerse en la tarea de ser los arquitectos de nuestra vida es algo fundamental para quienes quieren crecer y desarrollarse.
El modelo de entrenamiento que propone la Sofrodynamia® nos ofrece un método de trabajo para realizar dicha tarea. Podría decirse que lo que pretende es enseñarnos a retomar las riendas de nuestra existencia para poder gestionar mejor los distintos acontecimientos vitales.
Para ello, hemos de insistir en la idea de que una porción suficientemente grande de nuestro futuro depende de nuestro presente, de qué es lo que hacemos y cómo gestionamos nuestros recursos en estos momentos lo que marcará la diferencia.
Como quiera que existe una concordancia entre los efectos y sus causas, tiene sentido, pues, que para generar un futuro potenciador no nos quede otra opción que construirlo a partir de lo que vivimos en el presente.
Existen herramientas sofrodynámicas suficientemente potentes y poderosas para alcanzar dicha meta.
Así que es hora de ponernos manos a la obra, de aprender y de ser capaces de cambiar nuestros modelos limitados del mundo por otros modelos más operativos y funcionales. Asumir esto es un modo útil y práctico de ir creando un futuro mejor.
Entre los aspectos que hemos de trabajar de manera inexcusable, si queremos vivir un futuro mejor tenemos:
1.- Aprender a trabajar con nuestras metas y direcciones
2.- Abrirnos a experimentar nuevas opciones
3.- Cambiar hábitos que puedan ser limitantes
4.- Establecer nuevos hábitos más saludables
5.- Desarrollar nuevos instrumentos, habilidades y recursos
6.- Trabajar a nivel de procesos más que de contenidos.
7.- Comenzar con pequeños cambios
Y sobre todo, ten presente una cosa a la hora de crear futuro, deberás guardar un
elegante equilibrio entre la prudencia y el riesgo, entre la seguridad y el desarrollo, permitiéndote, en todo caso, la posibilidad de equivocarte para así poder acceder a un aprendizaje mucho más profundo.
No renuncies a ser el dueño de tu vida, porque aquí es el lugar y ahora el momento de vivir enraizados en el presente, ese espacio y ese tiempo desde el que poder construir un auspicioso futuro.