Decirle a una persona, o a un paciente, que se relaje, que no se estrese, que no se preocupe o que trate de disfrutar más de las cosas, es algo que está muy bien y, posiblemente, en el fondo de dicho mensaje subyace la intención sincera de ayudar a esa persona. La cuestión es que la buena intención, sin más, no suele ser suficiente. Porque muchas personas desearían manejar mejor el estrés o preocuparse menos de las cosas que le perturban, o disfrutar más de su vida. Sin embargo el asunto es que no lo hacen, no porque no quieran, sino porque no saben. Es más, incluso podría afirmar que algunas de estas personas han desarrollado a lo largo de su vida una especie de especial habilidad para hacer lo contrario. Por tanto, una cosa es querer hacer algo y otra bien distinta es saber hacerlo y, en consecuencia, poder hacerlo.
Hoy día existe un consenso unánime sobre la salud entendida como un estado de bienestar. La OMS (Organización Mundial de la Salud), especifica en su definición de salud que es un “perfecto bienestar”. Podría decirse, pues, que pretender estar saludables no es más que desarrollar la intención de alcanzar un estado apropiado de bienestar.
La pregunta que surge a continuación es cómo alcanzar dicho estado, o formulado de otro modo, ¿puede aprenderse a estar bien? La respuesta es afirmativa, ya que, como he comentado en muchas ocasiones, te encuentres como te encuentres, es posible mejorar. Así que para gozar de una buena salud y conseguir el bienestar que pretendemos, lo primero que necesitamos es conocer cuáles son las herramientas que nos permiten alcanzar dicho estado.
Volviendo a la definición de salud de la OMS, se habla en ella de un “perfecto estado de bienestar físico, mental y social, y no sólo la ausencia de enfermedad”. Eso quiere decir que para estar saludables habremos de atender a los diversos aspectos del ser humano de forma global, es decir, aprender a desarrollar herramientas que mejoren el nivel físico, el nivel mental (incuyendo aspectos cognitivos, afectivos y volitivos) y el nivel de interrelación con nuestro entorno.
En el aprendizaje que os propongo se contemplan esos tres aspectos. Por un lado, habremos de aprender a atender el cuerpo en todas sus dimensiones, desde su propia biología en la que se fundamenta hasta su aspecto más trascendente de interrelación con la consciencia. Como parte de dicha interrelación, la respiración, jugará un papel esencial que habrá que conocer y praticar. Por otro lado necesitaremos aprender diferentes estrategias cognitivas y emocionales en orden a armonizar nuestra psique y la relacion con nosotros mismos (relación intrapersonal), desarrollando hacia sí una mirada amable y benevolente. Finalmente, habremos de trabajar en lo que podríamos denominar la “inteligencia interpersonal”, que nos permitirá desarrollar una interacción positiva y gratificante con aquellas personas con las que nos relacionamos.
La sabiduría antigua nos dice que hay distintos tipos de aprendizaje. El primero es el de la escucha (o lectura). Uno lee o escucha algo y lo entiende. El segundo aprendizaje es el de la reflexión. Eso quiere decir que no sólo lo entiende sino que piensa sobre ello, lo reflexiona y saca sus consecuencias. Y el último, el más importante, es el de la acción. Esto significa que además de entender y reflexionar, dicho aprendizaje se lleva a la práctica. Este es el verdadero aprendizaje transformador.
Si además de leer y reflexionar sobre este post, te encuentras interesado en pasar a la acción, te propongo un taller sobre las “Herramientas para el bienestar” que impartiré el 19 de octubre de 10 a 14 horas. Pero si estás interesado y ese día no puedes, o te encuentras en un lugar lejano, también tienes la oportunidad de realizar Online el taller “Las bases del bienestar”.
Puedes informarte de ambos talleres en la web doctornougues.com y también llamando al 952216882
Sea como fuere, tanto si nos vemos como si no, lo realmente importante es que mantengas la motivación que te permite aspirar a una vida más saludable y plena, tanto para ti como para aquellos que te rodean, y que dicha motivación te impulse a trabajar en ello de forma practica. Esto, sin duda, es uno de los fundamentos necesarios para una sociedad más sana y un mundo mejor.