Uno de los objetivos más comunes para la mayoría de personas es el de alcanzar las metas que se proponen, lo cual resulta bastante lógico. Otra cosa distinta es que no tengamos demasiado claro qué metas vitales son las verdaderamente importantes para nosotros. De hecho sucede que perdemos demasiado tiempo dedicados a cosas que no nos hacen ni más felices ni mejores personas.
De todos estos objetivos vitales, posiblemente, el más común sea el de disfrutar de una vida feliz. Pero como la felicidad es difícil de definir y puede significar cosas muy diferentes para distintas personas. Por eso, hace tiempo que me gusta utilizar el término bienestar en lugar de felicidad, porque me parece más cercano, asequible y, también, más sencillo de explicar.
Desde el punto de vista de la Sofrodynamia® definimos el bienestar como “un estado agradable y armónico, suficientemente duradero y estable, que se genera por la concurrencia de cuatro factores: autoconocimiento, satisfacción, autogestión y desarrollo del potencial”. Es de esto ultimo en lo que me gustaría profundizar algo más, ya que no es posible conseguir una nivel aceptable de bienestar sin que desarrollemos el potencial que poseemos.
Cuando nacemos no somos más que un mamífero emparentado con algunos otros primates, que pertenece al genero y especie Homo sapiens sapiens. Abandonados en el medio natural a nuestra suerte, en caso de que sobreviviésemos (cosa poco probable), no llegaríamos a ser verdaderamente humanos. Es el contacto con otras personas y la interacción social con el ambiente cultural en el que nos desarrollamos, lo que completa el proceso de humanización que nos permite vivir del modo en el que cada uno de nosotros lo hace.
Cada persona, al nacer, viene a este mundo con una serie de capacidades que podrá desarrollar, o no, a o largo de la vida. Son como semillas que requieren de atención y cuidados apropiados para que en el momento oportuno puedan manifestarse. A este conjunto de capacidades por expresar lo llamamos potencial humano.
Pero dicho potencial no es una cosa uniforme, sino que posee diferentes aspectos. A nivel puramente individual, y sin entrar en los aspectos sociales, disponemos de un potencial biológico, un potencial psicológico y un potencial espiritual, que a su vez poseerán distintos aspectos cada uno de ellos. Todo esto requerirá de ciertos cuidados, atenciones y adiestramientos para que puedan florecer como es debido.
En ciertos ámbitos, a este desarrollo del potencial lo denominan “florecimiento”, y sabemos que quien no florece se marchita. Este florecimiento no es otra cosa que la autorrealización. Por tanto, autorrealización, florecimiento y desarrollo del potencial son términos fuertemente relacionados.
Idealmente, el proceso de desarrollo del potencial debería ser armónico, pero en la práctica no lo es. De tal manera que podemos encontrar que una persona puede haber crecido mucho profesionalmente, pero no tanto desde el punto de vista de su esfera emocional o de otros aspectos igualmente importantes para la vida. No sería, éste, un buen ejemplo de lo que llamamos Desarrollo del Potencial en Sofrodynamia®, ya que, además del desarrollo cuantitativo de los distintos niveles del ser humano, nos interesa también la proporcionalidad y la armonía de dicho crecimiento.
De todo lo anterior se deduce que si tomamos la decisión de querer conseguir un buen nivel de bienestar, tendremos que involucrarnos en un proceso que nos permita desarrollar el potencial que cada uno tenemos.
Reconectar con el cuerpo, atender los aspectos mentales de tipo cognitivo, armonizar la esfera emocional y desarrollar nuestro aspecto autotrascendente, son los cuatro grandes núcleos de trabajo personal que hemos de asumir.Por tanto, en el camino del bienestar no queda más remedio que aceptar el compromiso de trabajar en ellos.
Si tu vida te ha llevado hasta la posibilidad de leer este artículo y decidiste llegar hasta el final, piensa que es seguro que haya algo en ti que resuena, algo que te motiva y te empuja a crecer y a desarrollarte. Es la propia fuerza del río de la vida la que te está impulsando. No abandones esa corriente, mantente firme en tu práctica, en la confianza de que, esa misma fuerza, te transportará hasta la experiencia de felicidad y bienestar que todos los seres humanos anhelamos alcanzar.