Alimentos de tiempo y lugar

Cuando era pequeño y acompañaba a mi madre al mercado, recuerdo que ella preguntaba a los vendedores si ya tenían tal o cual verdura o fruta, porque sólo se podían comprar cuando era su tiempo. En cambio ahora, hay de todo durante todo el año, ya que cuando no se producen aquí se importan de lejanos países para que nunca falte de nada.

Poder comprar cualquier tipo de alimento y tenerlo disponible en cualquier momento del año hace que hayamos perdido el conocimiento ancestral del tiempo de las cosechas. Ahora es el tiempo de las habas, ahora el de los tomates o de las fresas, etc. 

Esta es una de las ventajas o según se mire, de los inconvenientes, de la globalización. Por eso, si te comes un tomate en determinada época del año es posible que ni sepa, ni huela a tomate; cosa bien distinta que cuando te lo comes en su momento y procedente de un cultivo cercano. En el primer caso, se ha recolectado verde, sin acabar su maduración natural, para que vaya madurando durante el transporte y el almacenamiento en cámaras frigoríficas, además de añadirle ciertos productos para evitar que los parásitos y microorganismos estropeen el producto.

En los años setenta se puso de moda la Dieta Macrobiótica, procedente de Japón. Uno de los fundamentos de la Dieta Macrobiótica consistía en comer productos de cercanía y madurados a su tiempo. Por eso no he entendido nunca el hecho de que en Andalucia, por ejemplo, si vas a un restaurante macrobiótico, la comida que te sirven es a base de algas Nori, Hijiki y otras, con tamari, umeboshi o con otros muchos productos procedentes de la cultura japonesa. En realidad, nuestra cocina macrobiótica debería ser la Dieta Mediterránea Tradicional, y tener presente las frutas, verduras, hortalizas, pescados, cereales, aceite de oliva virgen extra, etc., que se producen en temporada y cercanía.

Tomar alimentos con maduración natural, libre de pesticidas y cultivados cerca del consumidor, debería ser uno de los referentes de una alimentación sana. Porque comer los productos de tiempo y del lugar tiene ciertos beneficios que comentaré a continuación:

1.- Debido al proceso de maduración natural, los alimentos de temporada poseen una mayor riqueza organoléptica, lo cual quiere decir que huelen y saben mejor.

2.- La maduración a su tiempo también hace que sean mayor la riqueza en nutrientes (azúcares, vitaminas, minerales, etc.)

3.- Los productos de temporada y de cercanía suelen ser más económicos, ya que se disminuyen los costes del transporte lejano. Además, como maduran en una misma época, al incrementarse la oferta se reducen también los precios.

4.- Las condiciones climáticas, así como los suelos donde se cultiva de forma tradicional, suelen ser más apropiados para cada tipo de cultivo, por lo que su crecimiento y maduración suele ser mejor.

5.- El alimento de temporada y de cercanía es más sostenible, ya que disminuimos la contaminación producida por el transporte lejano y se favorece, también, al productor local.

Pero soy consciente de que no siempre es posible adquirir dichos productos, pero es interesante reflexionar sobre los puntos anteriores, para que, en la medida de nuestras posibilidades, vayamos orientando nuestro consumo hacia unos alimentos más sostenibles y ecológicos.

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