La salud va más allá de la mera atención al cuerpo, lo cual siendo importante, es totalmente insuficiente para lograr una vida saludable, ya que lo que más valoramos los seres humanos es vivir felices y en paz, y dichas cualidades no se encuentran en el cuerpo sino en la mente.
Sin embargo, por lo general la cuidamos poco. Si cuidásemos nuestro interior tanto como cuidamos nuestros objetos más preciados, viviríamos una vida mucho más gratificante y más plena.
Sabemos que es necesario cuidar el espacio exterior, eso está muy bien. Cada vez existen más propuestas y acciones concretas para cuidar el planeta, asunto al que no se le puede poner ningún pero. No obstante, con demasiada frecuencia olvidamos cuidar el “universo interior”, nuestro mundo interno.
En Sofrodynamia® distinguimos entre en Mundo Exterior, que aporta estímulos, relaciones, nutrientes, etc. y el Mundo Interior, que es un espacio de vivencia al que denominamos Espacio Sofrodynámico Interno o, simplemente, Espacio Interior.
El Espacio Exterior y el Interior siguen leyes diferentes. El Espacio Interior es intemporal, ya que en dicho Espacio es siempre presente. Tampoco cumple las leyes de la física clásica y su dimensión es infinita. Es el espacio de consciencia en el que existimos, aunque muchas veces lo hagamos de forma inconsciente. Así que la verdadera vida no transcurre por allá afuera, sino por aquí adentro.
El budismo enseña que en el Espacio Interior cabrían todos los contenidos del universo, puesto que no tiene límites. Su naturaleza es clara y transparente, como “el puro cristal” dicen los tibetanos. Podríamos decir que el Espacio Interior es como el contenedor, y los fenómenos que experimentamos el contenido. Un mismo contenedor puede alojar un número incontable de contenidos.
Cuando escuchamos hablar de las maravillas del Espacio Interior nos entran ganas de experimentarlo, pero ¿cómo hacerlo? La verdad es que es más sencillo de lo que parece, incluso suelo decir que es más difícil explicarlo que vivirlo.
Necesitamos unos cuantos requisitos básicos:
1.- Armonizar el cuerpo
2.- Regularizar la respiración
3.- Ir más allá de los contenidos
Armonizamos el cuerpo cuando nos establecemos en silencio observando atentamente la corporalidad y relajando las tensiones musculares innecesarias. Básicamente es lo que llamamos Estado de Presencia.
Al relajar el cuerpo y establecernos en una respiración consciente, la psique se relaja. Disminuye la agitación mental y se facilita la apertura al Espacio Interior.
Vamos más allá de los contenidos mentales cuando establecemos nuestra atención en el espacio vacío que aparece entre un contenido y otro. Al principio de la práctica dicho espacio es pequeño, casi imperceptible, pero poco a poco, si nos mantenemos constantes, aparecerá de forma nítida.
Te he dejado aquí una sencillas instrucciones para acceder al Espacio Interior. Ya sólo depende de ti el que las pongas en práctica. Estoy seguro que el esfuerzo merece la pena.
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