La psicología actual ha llegado a demostrar la importancia de la relación que existe entre el modo en el que nos disponemos para realizar algo y los resultados obtenidos.
Es cierto que un buen comienzo no garantizan un buen final, pero también es cierto que la actitud con la que comenzamos una tarea dificulta o facilita la consecución de nuestras metas y objetivos.
A pesar de que la mayoría de las personas no son ajenas a estos principios, lo cierto es que, al menos en lo que yo conozco, el modo de comenzar el día día deja mucho que desear.
No es raro levantarse pensando en la dureza de lo que nos espera y las pocas ganas que tenemos de hacer lo que estamos obligados a llevar a cabo, o lo que nos duele el cuerpo y la mala noche que hemos pasado. Estas frases, y otras parecidas, las escucho con frecuencia en boca de mis pacientes.
Me pregunto, ¿es la única manera de comenzar una jornada?, ¿es la mejor? Sigue leyendo