Micronutrientes (vitaminas y minerales) y salud

Micronutrientes (vitaminas y minerales) y salud

micronutrientesPor Dª Gracia María Casado, Nutricionista y colaboradora del C.M.I. Dr. Nougués

Afirmar que el plato de comida contiene todo lo que nuestras células necesitan, es bastante ambiguo y no cien por cien riguroso, y es que  existen multitud de factores que explican que una gran parte de la población no disponga de los micronutrientes necesarios para su buen funcionamiento. De ahí la importancia de que nos decantemos por una alimentación sana, natural en la que primen alimentos frescos, de temporada y de la máxima calidad, y que en definitiva no son más que una vía para lograr el mejor estado de salud y calidad de vida.

Entre los factores que repercuten en ello, se encuentran:

  • El rendimiento de los cultivos: no es algo novedoso que la comida/alimentos de hoy no son lo que eran. Las frutas y verduras son tan buenos como la tierra en la que crecen, pero el uso y abuso de fertilizantes y pesticidas le roban al suelo los nutrientes y no los reemplazan. De ahí que los alimentos lo más naturales y ecológicos sean una opción más saludable. Así la Catedrática de la Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Agrícola de la Universidad de Valencia explicaba las ventajas nutricionales de los alimentos ecológicos sobre los convencionales.

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  • Las frutas y las verduras son recogidas antes de su maduración completa, suelen recorrer grandes distancias hasta que llegan al supermercado y pasan un tiempo almacenados en la nevera antes de ser consumidos. Todo ello hace que pierdan gran parte de su densidad nutricional.
  • El modo de cocinar: cuando cocinamos a altas temperaturas o durante un tiempo prolongado desnaturaliza numerosas vitaminas. Asimismo, también se altera la calidad de los ácidos grasos contenidos en los aceites originándose sustancias potencialmente tóxicas que someten a nuestro organismo a un trabajo extra para desactivarlas.
  • Refinado de los cereales: la gran mayoría de los cereales (trigo y arroz principalmente) que consumimos están refinados, es decir, se les ha retirado las capas externas del grano para obtener una harina más blanca que se conserva mejor y es más apreciada que la harina integral. Pero ese refinado elimina las vitaminas y minerales que están en esas capas externas.
  • Consumo excesivo de alimentos acidificantes: una alimentación rica en productos refinados, carnes, platos preparados industriales, productos con excesiva sal, junto con un escaso consumo de verduras y frutas, aumenta las perdidas de minerales por la orina.
  • Calidad de los aceites: tomamos demasiadas grasas de origen animal (carne, nata, mantequilla, charcutería) y otros productos industriales ricos en grasas saturadas, en detrimento de los aceites vegetales, ricos en grasas poliinsaturadas. Además, el refinado que sufren los aceites altera la calidad de los ácidos grasos y suprime parte de los micronutrientes. Por eso, los aceites vegetales obtenidos por presión en frío, sin refinar, como el aceite de oliva virgen son mucho más beneficiosos para la salud que los aceites refinados como el aceite de oliva o el aceite de girasol.
  • Las situaciones individuales: estrés del día a día, práctica deportiva intensa, mujeres embarazadas, envejecimiento,… son factores que influyen de modo muy variable sobre nuestras necesidades en vitaminas y minerales.
  • La contaminación, los metales pesados, los aditivos, el alcohol, el tabaco, los medicamentos: todos estos compuestos, omnipresentes en nuestra sociedad occidental, son causa de intoxicación de nuestras células y, por tanto, de consumo de más de micronutrientes.

Y observemos la paradoja de nuestras sociedades occidentales, mientras que la abundancia alimentaria jamás ha estado tan presente, vivimos en un entorno en el que nuestro organismo sufre carencias y deficiencias.

Alimentación y cáncer

Alimentación y cáncer

alimentación y cáncerEn 1984, el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos estableció que un 35 por ciento de los tumores tenían su origen o estaban relacionados con factores alimentarios. El primer informe global sobre dieta y cáncer fue publicado en septiembre de 1997 por el Fondo Internacional para la Investigación del Cáncer y no deja lugar a dudas sobre la íntima relación existente entre cáncer y dieta.

Desde hace unos años, pues, se han establecido claramente las relaciones entre ciertos tipos de alimentos y el aumento del riesgo de padecer determinados tumores.

Se estima que un cambio dietético podría reducir la incidencia global de cáncer entre un 30-40%, y si a esto le sumásemos el abandono del tabaco, las cifras de cáncer podrían disminuir en un 60-70%.

Diversos estudios han constatado que el consumo de alimentos vegetales (verduras y frutas) reducen el riesgo de cáncer. Por el contrario, el alcohol, la carne, las dietas grasas y la obesidad lo incrementan.

En base a dichos estudios, se han establecido una serie de recomendaciones dietéticas saludables para prevenir la aparición de procesos cáncerosos.

1.- Elegir dietas ricas en vegetales variados y legumbres, con alimentos almidonados integrales o poco refinados.

2.- Mantener el peso corporal en tales valores que nuestro Indice de Masa Corporal se encuentre situado entre 18.5-25  Kg/m2.

3.- Realizar ejercicio vigoroso, al menos 1 hora a la semana.

4.- Consumir diariamente de 400-800 gr. de verduras y frutas variadas durante todo el año.

5.- Consumir 600-800 gr. al día de cereales, legumbres y tubérculos mínimamente procesados. Además, es importante limitar al máximo el consumo de azúcar refinado.

6.- Limitar el consumo de alcohol (menos de 2 bebidas al día para varones y 1 para mujeres)

7.- Limitar el consumo de carne roja a menos de 80 gr/dia

8.-Limitar en consumo de alimentos grasos de origen animal

9.- Limitar el uso de la sal y el consumo de alimentos salados

10.- Evitar os alimentos carbonizados (brasa)

11.- No fumar ni mascar tabaco

En resumen, lo menos recomendable son las dietas con exceso de calorías y ricas en grasas y proteínas animales, las comidas hechas en barbacoa, ahumados y salazón. Las más beneficiosas serían las dietas ricas en fibras, frutas, verduras, legumbres, vitaminas y minerales.

Las sopas: alternativa de cara al invierno

Las sopas: alternativa de cara al invierno

Por Dª Gracia María Casado, Nutricionista y colaboradora del C.M.I. Dr. Nougués

Una vez más con la llegada del otoño-invierno, pareciera como si nuestro patrón alimenticio, inclusive los sabores y paladar, cambiaran por completo. Dejamos a un lado la multitud de platos fríos de la época estival y nos adentramos en la cultura gastronómica de la comida caliente, que nos ayudará a afrontar el frío que se avecina en un invierno más.

Todos coincidimos en que una buena sopa “es reconfortante”, sin lugar a dudas, pero, ¿nutricionalmente podemos decir que son adecuadas?

Afirmaciones como la de nuestras abuelas “bébete un vasito de sopa y verás que bien te sienta”, parecen confirmar que así es. La sopa, es un plato caliente y nutritivo, si bien no se puede obviar el importante papel que juegan en ello los diferentes ingredientes que se empleen en su elaboración.

Sus orígenes se remontan a tiempos muy antiguos, y su preparación es sencilla, pudiendo incluir casi todo tipo de ellos. La base de la mayor parte de las sopas radica en verduras y hortalizas, por lo que su aporte en nutrientes como vitaminas, minerales y fibra es relevante, además el caldo será un excelente medio de aromas y sabores.

Entre los beneficios de la sopa destacan:

– la alta digestibilidad, fácil ingestión y su aporte nutritivo, a cambio de pocas calorías (teniendo en cuenta que los ingredientes irán cocidos o asados pero siempre y cuando se elabore con los adecuados).

– contribuye a la hidratación, teniendo en cuenta sugran porcentaje de agua, al mismo tiempo que tiene poder saciante, ya que llena el estómago. Si se está haciendo dieta, puede ser ideal para contribuir a una ingesta posterior menor, de otros alimentos.

– accesible para  cualquier persona.

-versátil, en la medida que puede ser preparada con algo de verdura, algo de alimento proteico (carne, pescado, huevo), algún condimento y algo de cereal (pan, pasta, patata).

La sopa, se considera una excelente opción como primer plato y tradicionalmente se ha venido espesando con rodajas de pan, algo de pasta (fideos…), arroz o patata. Sin embargo y una vez más, como consecuencia del ritmo frenético de la vida diaria y la falta de tiempo, pese a ser de fácil preparación, se encuentran en una situación de peligro, siendo sustituidas por esas sopas de sobre que con solo verter en agua hirviendo las tenemos listas en un instante para poder consumirlas, pero si bien suponen una gran ventaja, cuidado con las altas concentraciones de sodio y derivados contenidas en las mismas y, más aún, cuando se padece por ejemplo hipertensión.

¿Cómo preparar una sopa en su punto?

Para conseguir el mejor resultado, se deben tener en cuenta detalles como:

  • Introducir los alimentos desde el primer momento con el agua fría, para que los nutrientes  pasen al líquido.
  • Condimentar con sal al principio, ya que esto facilita y acelera la salida de los jugos desde el alimento al medio de cocción (el agua).
  • Todos los caldos deben llevar verduras.
  • Al cocer las verduras, el recipiente debe estar tapado. Se puede utilizar la olla a presión; con ella no solo se reduce el tiempo de cocción, sino que impide la pérdida de sabores y aromas, además de nutrientes.
  • Repetidas veces se aconseja eliminar las impurezas del caldo, todas aquellas que se concentran en la superficie. Esta es una tarea básica para que el caldo tenga un sabor limpio y se aprecien bien sus ingredientes. Consiste en retirar la espuma que se forma en la superficie y en los bordes.
  • Para que resulte más ligero, debemos desgrasarlo, dejándolo enfriar y retirando la capa de grasa que se habrá formado en la superficie. Si no hay tiempo para dejarlo enfriar, se puede pasar una servilleta de papel doblada, por la superficie del caldo caliente.