“Cada día busco un momento para adentrarme por los recónditos senderos que me conducen a la fuente que hace tiempo descubrí.
En silencio, por el conocido camino, llego hasta ella; bebo de su manantial y reparo la sed de mi alma. Cuando saboreo su agua siento que no hay pasado, que no hay futuro, sólo escucho el canto alegre de mi corazón y, por unos instantes, simplemente, soy.” (ANF)
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