“Todos tenemos una Fuente, un manantial de vida del que nos nutrimos. De ahí surgen nuestros anhelos, nuestras más altas aspiraciones, los más puros deseos de trascender, la conexión con lo Inombrable… Sus aguas son puras y cristalinas. Sacian la sed del buscador, y en el frescor de sus orillas puedes reposar de tus fatigas. Pero muchas veces, cuando llega a la superficie de la mente sus aguas vienen contaminadas por pensamientos erróneos, por emociones perturbadoras, por miedos irracionales, por convencionalismos absurdos… No te engañes. Esa no es tu Fuente. Cierra tus ojos. Respira con calma y permítete acceder a la insondable profundidad de tu consciencia. Tu Fuente te espera. Si la visitas con frecuencia comprobarás que cada vez el camino es más fácil. Hasta que un día, llegado el momento, tu Fuente y tú seáis uno.” (ANF)
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