La alcachofera (Cynara Scolymus) es una planta mediterránea que ha venido siendo utilizada por los seres humanos desde tiempos remotos. Constituye una variedad no espinosa del cardo salvaje y hoy día se cultiva, también, en muchos lugares del mundo.
Las hojas de la planta constituyen la parte con mayor riqueza de principios activos. Sus componentes principales son la cinarina, el cinarósido, los ácidos orgánicos, esteroles y otras substancias como pectina, mucílagos, vitaminas del grupo B (B1 y B3) y pequeñas cantidades de vitamina C. También encontramos minerales como manganeso, potasio y magnesio, entre otros.
De todos ellos, su principal principio activo es la cinarina, la cual actúa sobre las células hepáticas aumentando la producción de bilis (efecto colerético) y favoreciendo la desintoxicación del hígado. Por su efecto desintoxicante se ha venido utilizando en las dietas de control de peso.
Posee, además, un efecto colagogo (favorecedor del vaciamiento de la vesícula biliar), así como una acción diurética sobre el riñón. Mejora la digestión de las grasas y, debido a su efecto colagogo, no debe utilizarse cuando se sospeche obstrucción de los conductos biliares.
La presencia de esteroles permite una reducción de la absorción de colesterol en el intestino, lo que da a la alcachofa un cierto efecto hipolipemiante. Encontramos, además, en esta planta un ligero efecto hipoglucemiante, no demasiado intenso. También se usa para combatir el estreñimiento.
Por su parte, el cinarósido posee un efecto antinflamatorio que es potenciado por la presencia de ácidos orgánicos.
Además de las propiedades anteriormente citadas, también se ha utilizado como aperitivo y eupéptico, mejorando las digestiones lentas, pesadas y la eliminación de los gases.
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