Congruencia en la curación

La “ciencia y el arte de curar” a la que modernamente llamamos acto médico, posee algunas  reglas inexorables que no fueron inventadas por los  dioses de la antigüedad, ni tampoco por los profesionales de la salud, sino que su origen se encuentra en la propia naturaleza de las cosas mismas. Algunos lo llaman sentido común.

Así, como decía Hipócrates, “si una persona quiere sanar deberá estar dispuesta a abandonar los hábitos que le hicieron enfermar”. Hay una lógica aplastante en dicha afirmación, No es un invento hipocrático sino una constatación de una verdad universal. Sin embargo en la práctica diaria nos encontramos justo lo contrario, y en ocasiones con más frecuencia de la que nos gustaría. Es decir, personas que dicen querer curarse pero que repiten contumazmente aquello que les hizo enfermar.

Visto desde fuera dicha actitud resulta incomprensible, pero cada persona posee unos mecanismos propios de razonamiento mental, un estado emocional que les hace tomar ciertas decisiones a veces de forma inconsciente y unos hábitos de conducta (muchas veces automáticos) que pueden dificultarle su camino hacia la curación.

Por tanto, parece claro que curar (y no digamos sanar), además de la toma de medicamentos, la implantación de hábitos saludables o el seguimiento de dietas apropiadas, requiere también de una reestructuración interior que haga que la persona guarde más congruencia entre sus comportamientos y las metas saludables que dice querer conseguir.

La congruencia en las acciones es la capacidad que tenemos los seres humanos de alinear las metas con los actos que realizamos para obtener un resultado deseado. Aplicar congruencia a nuestras acciones facilita la consecución de los objetivos y la falta de dicha congruencia viene a dificultar que se consigan estos.

Así una persona que dice que quiere adelgazar y come lo que no debería, y además lo repite en muchas ocasiones, difícilmente adelgazará. Alguien a quien le sienta mal un alimento y lo consume repetidamente a pesar de las molestias que ello le ocasiona tendrá que lidiar con dichas molestias. Una persona que padece una cierta patología y olvida tomar los medicamentos que le mejoran, dificultará su proceso curativo. Y así podría seguir refiriendo muchos ejemplos de situaciones similares.

Si en estos momentos te encuentras en un estado de enfermedad o de cierto disconfort en lo que a salud se refiere, te propongo una metodología que te podría ayudarte a mejorarla:

1.- Pregúntate qué objetivo quieres conseguir, en términos de salud. Es muy importante tenerlo suficientemente claro.

2.- Con la ayuda de un profesional de la salud trata de chequear las distintas opciones disponibles para conseguir dicho objetivo.

3.- Una vez conozcas las opciones y lo que implica seguir cada una de ellas, elige aquella que creas que eres capaz de cumplir. Puede ser interesante que vuelvas a preguntarte si te encuentras en disposición de realizar dicho esfuerzo (lo cual puede llevar consigo la renuncia a ciertas conductas que te agradan).

4.- Si lo tienes claro, adelante. Manos a la obra.

5.- Si no lo tienes claro tal vez no puedas conseguir cien por cien tu meta, pero podrás buscar algo de alivio para tus molestias. Piensa que algo es mejor que nada.

Recuerda que las metas, los recursos y las acciones han de estar suficientemente alineados para conseguir resultados. A eso me refiero cuando hablo de congruencia en la curación.

En lo que a salud se refiere ¿son congruentes tus acciones?

Un pensamiento en “Congruencia en la curación

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