A lo largo de mi ejercicio profesional me he preguntado muchas veces por qué algunas personas prefieren seguir sufriendo en lugar de intentar un cambio. La respuesta no es sencilla. Incluso muchos de ellos desconocen la razón que les impulsa a elegir sufrir en lugar de intentar liberarse de dicho sufrimiento.
Observando a estas personas he podido encontrar tres posibles explicaciones:
- La propia ignorancia acerca de los procesos de cambio así como de sus recursos disponibles, sus potencialidades latentes y sus proyectos vitales.
- La inercia como fuerza que los mantiene repitiendo las mismas conductas o que les impide iniciar conductas nuevas.
- El miedo al cambio. Aquello de que más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer, o aquello otro de “es que yo soy así y no puedo cambiar”.
Pero frente a estos tres “venenos mentales” es posible desarrollar poderosos antídotos.
Frente a la ignorancia, obviamente, el antídoto más eficaz es la sabiduría, la cual aplicada a este asunto en concreto se le conoce como Autoconocimiento. Por tanto, todas aquellas estrategias, ejercicios, prácticas, etc. que contribuyan a conocernos mejor, permitirán descubrir nuestras potencialidades, nuestras capacidades y nuestra posibilidad para cambiar y mejorar.
Para el segundo veneno mental, la inercia, es posible vencerla si aprendemos a salir del piloto automático. Para ello, el cultivo de la Presencia, el establecimiento de pausas conscientes a lo largo del día y las prácticas que facilitan el desarrollo de la atención, son herramientas especialmente útiles.
Finalmente, el miedo al cambio se puede trabajar de una forma progresiva. Algunas personas temen los cambios bruscos, pero son capaces de realizar cambios más suaves.
Es importante comenzar por llevar a cabo pequeños cambios sobre cuestiones poco conflictivas, tales como algunos cambios de hábitos a lo largo del día (horarios, rutas, vestimenta, etc.). Este entrenamiento nos irá preparando para, poco a poco, establecer cambios más profundos, complejos y comprometidos.
Todo lo anterior posee un denominador común, el aprendizaje. Por tanto, la posibilidad de mejorar la vida depende de que nos involucremos en un proceso de aprendizaje que produzca un cambio orientado al desarrollo humano. De esto precisamente trata la Sofrodynamia®. Si te interesa este enfoque puedes seguir aprendiendo en las diversas publicaciones de este blog o en los talleres de la plataforma online formacion.doctornougues.com
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