“En un mundo pretencioso, como el nuestro, no está de moda ser humilde. Pero la humildad, sencilla y callada, huye de la vanagloria y a menudo viaja con el agradecimiento, compañero con el que regala bienestar a quienes los reciben. Por su naturaleza, franqueamos la puerta de la satisfacción, que es la antesala del gozo, y éste nos conducirá sin demora hacia el lugar en el que la alegría tiene su morada.” (ANF)