Estrés crónico y cerebro

El cerebro en el estrés

El cerebro es uno de los órganos que más sufre las repercusiones del estrés crónico

Las consecuencias que sufrimos diariamente debido al estrés pueden afectar a todo el organismo, si bien unas personas lo notarán más en ciertos órganos y funciones que otras.

El estrés produce una clara afectación a nivel cerebral que hace que se alteren ciertas funciones cognitivas como la memoria, la atención, la concentración o la capacidad para el aprendizaje.

La mayoría de las personas tienen una cierta idea de lo que significa el estrés, aunque no siempre dicha idea es correcta. Porque habitualmente pensamos que tener estrés es algo así como sentirse nervioso, tener prisa o encontrarse desbordados por el trabajo o las obligaciones. Y es cierto que todo lo anterior está relacionado con el estrés, pero también es verdad que comprarse una casa más grande, mudarse a un barrio mejor o reunirse con la familia a celebrar un a fiesta, también se encuentran relacionadas con el estrés, aunque todas ellas sean situaciones que pudiéramos catalogar como agradables.

Sea como fuere, en este artículo me interesa más hablar acerca de las repercusiones que tiene sobre el cerebro el estrés estrés crónico,es decir, mantenido en el tiempo, que centrarme en aportar una definición más o menos exacta del mismo.

Estrés y cererbo

El incremento de cortisol y el aumento de radicales libres son dos de los mecanismos por los que el cerebro se puede ver afectado en el estrés crónico

Hay que diferenciar entre el llamado estrés agudo y el estrés crónico. El primero se caracteriza porque el agente estresógeno aparece y desaparece de manera brusca y la respuesta del sujeto es de corta duración, volviendo a su línea de estabilidad en poco tiempo. Mientras que el segundo, el crónico, se parece a esa especie de “gota malaya” que no cesa a lo largo del tiempo y hace que el sujeto se encuentre permanentemente en estado de activación.

Los seres humanos estamos más preparados para hacer frente al primero que para el segundo.

De hecho, diversas investigaciones han demostrado que el estrés crónico produce un efecto negativo en lo que se refiere a las funciones cognitivas favoreciendo el declive de las mismas.

Formando parte de los mecanismos del estrés se encuentra la activación de las glándulas suprarrenales, las cuales segregan cortisol, substancia ésta que, entre otras cosas, produce un bloqueo en el aprendizaje y la memoria.

A través de estudios realizados con Resonancia Magnética, se ha demostrado en las personas sometidas a un estrés mantenido, una atrofia del hipocampo, región del cerebro relacionada con la memoria.

Hay, pues un efecto negativo del estrés sobre la memoria debido a diversos mecanismos: a) Por una parte, el cortisol impide la absorción de la glucosa por parte de las células del hipocampo; b) Por otro lado disminuye la conexión sináptica entre neuronas; y c) produce lesión neuronal.

La acción del cortisol sobre las células neuronales hace que estas reaccionen de forma anómala a ciertos neurotransmisores, lo que trae como consecuencia que haya un aumento de radicales libres y se produzca un mayor estrés oxidativo sobre la neurona.

¿Cómo hacer frente a esta situación?

Pues aplicando todas aquellas estrategias que nos ayudan a compensar, gestionar y amortiguar el estrés. Hay numerosos estudios al respecto que lo corroboran.

Se ha demostrado que aquellas técnicas que contribuyen a mejorar el estrés y, por tanto, disminuyen el nivel de cortisol, producen una mejora de la memoria, como por ejemplo en la práctica de la meditación.

Por tanto, si queremos que nuestro cerebro funcione adecuadamente, es conveniente tratar de compensar los efectos nocivos del estrés y para ello puede ser muy útil las prácticas de relajación, concentración y, por supuesto, las de meditación.

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