“Puedo hablar por experiencia del sabor amargo, porque lo he probado a menudo a lo largo de mi vida; y también de lo que es sentir tristeza porque por mucho tiempo la llevé pegada a mi piel como fiel compañera; y del dolor que se siente cuando ves padecer a quienes amas, porque también supe sufrir con ellos. Por eso puedo gritar hoy con fuerza que es mejor cultivar el gozo que la amargura, la alegría que la tristeza y la ilusión por la vida, mejor también, que la desesperanza… Si no rompes las cadenas que te atan a tus venenos mentales difícilmente podrás construir tu futuro en paz y libertad.” (ANF)
Y mantenerse evitando que sean otros los que te inyecten venenos mentales, para lo que habrá que proveerse de potentes antídotos o apartarse del campo de tiro de dardos envenenados