Soy un privilegiado. La mayoría de quienes vivimos en países del primer mundo lo somos. Pero en mi caso particular he de agradecer el hecho de haber podido dedicarme a una de mis pasiones, el conocimiento del ser humano, y transformarla en profesión a través del ejercicio de la Medicina Integrativa. Porque en este modelo médico, no sólo se trabaja con la enfermedad, sino que procuramos sobre todo promover la salud y comprender al ser humano en su totalidad.
Esta profesión, ejercida del modo en el que la concibo, me concede la posibilidad de seguir aprendiendo cada día más, a la vez que me permite ayudar a otras personas a vivir mejor. Porque la salud, entendida como “el arte de vivir”, no la concibo como la mera eliminación de una enfermedad (lo cual está muy bien y no es nada despreciable), sino que para mí implica algo más. Entiendo que la salud se encuentra íntimamente relacionada con el proceso de desarrollo humano. ¿Qué quiere decir esta afirmación? Sigue leyendo