Las palabras son algo muy poderoso, aunque la mayoría de las veces no somos suficientemente conscientes de ello y, tal vez por eso, solemos hablar más de la cuenta, pero hay algo mucho más poderoso aun que todas las palabras juntas. Ese algo es el silencio.
silencio
El sabor del silencio
Hace algunos años, tras una experiencia meditativa, descubrí «como sabe el silencio». Describirlo no es tarea fácil, pero, más o menos, me supo así:
«El silencio, el agradable y sabroso silencio, sabe a infinito, sabe a lugar de encuentro contigo mismo y también con la divinidad.
El silencio sabe a devoción, a respeto, a conocimiento, a amor…
El silencio te conecta con la parte más profunda y más sagrada del ser, sobre todo, con la experiencia primordial de estar vivo, y, más allá de esto, de ser vida.
El silencio embriaga los sentidos, nutre el alma, expande tu energía.
En el silencio te encuentras a ti mismo, desnudo, y también encuentras al otro, para ya, nunca más, ser dos sino sólo uno.
En el silencio también te pierdes… te pierdes en la dulce profundidad de la creación.
En el silencio te sientes pequeño, minúsculo, desapareces como si fueses sólo un electrón en comparación con todo el universo, y es en ese preciso instante, un instante en el que más allá de cualquier tiempo, parece como si el sol venciese a la noche, justo en ese momento, paradójicamente, percibes tu grandeza, porque, y esa es la magia del silencio, ya no te sientes electrón, sino que en ese punto eres Universo».
Lugar de encuentro
Acompañamiento y consuelo
«A veces es posible curar. En otras ocasiones sólo podemos aliviar, pero en cualquier caso nunca ha de faltar unas palabras de consuelo o la presencia serena y callada de nuestro amoroso acompañamiento» (ANF)
La presencia como ayuda
“Quien no sabe usar sus palabras de un modo curativo más le valdría guardar un respetuoso silencio en lugar de hablar de lo que desconoce, cuando de ayudar a alguien se trata. Porque la compañía y la presencia cercana son remedios más poderosos y eficaces que las propias palabras, sobre todo cuando estas nacen de la ignorancia y no de la sabiduría”. (ANF)