Nutrición Integral del ser Humano

Nutrición Integral del ser Humano

nutrici´pon integral del ser humano“Si consideramos que el ser humano, además de la dimensión biológica, posee una dimensión psicológica (pensamiento-emociones-voliciones) y un aspecto energético-espiritual, hemos de tener claro que para mantener la salud o restablecerla  cuando ésta se ha perdido, habremos de aportar aquellos nutrientes necesarios para todos y cada uno de estos diferentes niveles. La Nutrición Integral del Ser Humano, por tanto, es la que tiene en cuenta todos estos requerimientos y no sólo los del cuerpo físico” (ANF)

 

La dieta correcta

La dieta correcta

la dieta correcta“La alimentación adecuada, como base de la salud, ha de tener en cuenta la especial constitución de cada individuo, su actividad física, el clima, la época del año, la edad del sujeto y, sobre todo, a la peculiar individualidad sobre tolerancia o no a ciertos alimentos. Es por eso que no existe una dieta estándar que venga bien a todo el mundo sino que, respetando unos principios generales, cada cual ha de encontrar el tipo de alimentos que mejor se adapta a su propia individualidad” (ANF)

La olestra, ¿de qué estamos hablando?

La olestra, ¿de qué estamos hablando?

olestraPor Gracia María Casado, nutricionista colaboradora del CMI Dr. Nougués

Surge como sustituto de la grasa alimentaria y fue descubierta en los años sesenta. Si hablamos a nivel de composición química, la olestra es un poliéster de sucrosa unido a ácidos grasos de cadena larga que no es modificado por las encimas gastrointestinales ni se reabsorbe, por tanto no aporta calorías. Tiene las propiedades organolépticas de la grasa y es estable a altas temperaturas, lo que permite su uso en el asado y la fritura.

Sabemos que las grasas que contienen los alimentos constituyen una importante fuente de energía (aportan 9 kcal/gramo) para nuestro organismo y mejoran la textura y palatabilidad de los alimentos y platos. Según las recomendaciones para una dieta equilibrada, deben suponer el 30-35% de la energía que necesitamos cada día.
Ya sean de tipo saturado (grasa procedente de alimentos de origen animal: productos cárnicos, lácteos completos, aceite de coco y palma) o insaturadas (de los aceites, pescado azul, frutos secos), cumplen funciones muy importantes en nuestro organismo, sin embargo el exceso de las mismas es perjudicial y si abusamos, como ocurre cada vez más, en nuestros días a través de la gran gama de productos comerciales, el cuerpo almacena lo que no necesita en el tejido adiposo traduciéndose en un aumento de peso y en ocasiones, en un aumento de los niveles de colesterol y triglicéridos en sangre.

Es a raíz de esta preocupación por los posibles efectos negativos que sobre la salud puede tener una ingesta excesiva de grasas, que se han llevado a cabo numerosas investigaciones sobre el desarrollo de productos que, manteniendo propiedades sensoriales similares a las grasas comestibles, eliminen o reduzcan los efectos negativos sobre la salud. Las sustancias que se emplean como sustitutivos de grasas se pueden clasificar en dos grandes grupos:

1. Los miméticos: simulan la textura de la grasa pero no la pueden sustituir completamente. No sirven para frituras por su elevado contenido de agua y su sensibilidad al calor. En general, son productos obtenidos de almidones, celulosa o proteínas.
2. Los sustitutos: muy similares a las grasas desde el punto de vista físico y químico. Este grupo engloba a los compuestos lipídicos sintéticos.

Recientemente se han descrito los resultados de un estudio clínico realizado en 45 sujetos con sobrepeso que fueron aleatorizados a:

– Una dieta control con un 33% de calorías procedente de grasa

– Una dieta pobre en grasa (25%)

– Una dieta con el sustituto olestra para lograr un 25% de grasa metalizada

Tras nueve meses, el grupo con olestra rebajó el peso en 6,3 Kg y perdió hasta 8,8 Kg de grasa corporal. Estos descensos son significativamente más importantes que los obtenidos con los otros dos tipos de dietas.

Los autores concluyeron que la olestra redujo el peso y la grasa total mejor que las dietas con un 33% y un 25% de grasa.

 

        Pero…¿está autorizado el uso de esta sustancia? ¿Algún inconveniente derivado de su consumo?

La F.D.A. (Food and Drug Administration) aprobó el uso de Olestra en 1996 en EEUU como aditivo alimentario para su uso en patatas fritas, galletas y otros snacks (palomitas…).

El consumo de olestra parece reducir la absorción de vitaminas liposolubles y carotenoides, pero en dosis pequeñas con escasa repercusión clínica. Además, varios estudios sugieren que la adición de cantidades extra de dichas vitaminas a los productos que contienen olestra no interfiere en su absorción. Sin embargo, se necesita investigar más para identificar los posibles efectos a largo plazo, antes de que este compuesto esté disponible en una mayor gama de productos alimenticios y se autorice su uso en otros países.

Cualquier producto que pueda contener, por normativa debe traerlo indicado en la etiqueta así como llevar impresa la advertencia sobre el contenido extra de vitaminas liposolubles y los problemas que puede ocasionar su ingestión.

Es importante reflexionar sobre si este tipo compuestos, así como cualquier otro, son realmente necesarios e i
ndispensables…, pues partiendo de «alimentos comunes y naturales » podemos llevar perfectamente a cabo una alimentación con un óptimo contenido de grasas sin tener que recurrir a ellos.

 

 

Mariscada en Navidad. ¿Precaución?

Mariscada en Navidad. ¿Precaución?

mariscadaPor Dª Gracia María Casado, Nutricionista colaboradora del C.M.I. Dr. Nougués

Por marisco según la definición de la Real Academia Española (RAE), se entiende cualquier animal marino invertebrado y, especialmente, el molusco o crustáceo comestible.

Dentro de cada uno de estos dos grandes grupos (crustáceos y mariscos), aunque habitualmente no hacemos distinción entre ellos, sino que los consideramos todos bajo el término marisco, a su vez se diferencian varios tipos (almejas, mejillones, calamar…/langosta, percebes…, respectivamente). Y sean unos u otros, nuestra mesa rebosa con ellos en las comidas navideñas, aportándoles un toque de glamour y diferencia respecto al resto del año. ¿Pero cómo saber si se trata de un tipo u otro? De forma fácil recordad que los moluscos son todos aquellos que presentan concha y los crustáceos todos los similares a la gamba, langostino, percebe…, es decir todos los que presentan “antenitas”.

Como cualquier otro producto de pesca, son una excelente fuente de nutrientes, si bien dependiendo del tipo de que se trate, teniendo en cuenta la amplia variedad con la que nos encontramos, es importante no olvidar ciertos detalles más aún, cuando padecemos determinadas enfermedades, que en estos días pueden verse repercutidas negativamente por los excesos cometidos, ya que la frase típica es: “por una vez…”; el problema está en la cantidad pues no es tomarlos, sino que no nos conformamos con la cantidad pequeña, prevaleciendo una vez más el deseo sobre la sensatez y la moderación.

De forma general al hablar de la composición nutricional de los mariscos destaca su bajo aporte calórico (posible alternativa para regímenes hipocalóricos); el alto contenido proteico (de alta calidad como las de la carne y huevo), de minerales (destacando el calcio, magnesio y fósforo), de oligoelementos y vitaminas y el bajo aporte graso, siendo éstas de tipo poliinsaturadas (especialmente omega 3 y 6). En cuanto al colesterol, si bien en términos generales y sobre todo, en el caso de los bivalvos (es decirlos de dos conchas como las almejas, etc), no es excesivamente alto, precaución  con los crustáceos,  sobre todo en casos concretos como los langostinos y familiares (calamar). También debe destacarse que la capacidad de los pescados y los mariscos de aumentar el nivel del colesterol sanguíneo, es muy inferior a la de otros alimentos por su mayor concentración de ácidos grasos insaturados (que ejercen un efecto reductor del colesterol), y su escaso contenido en ácidos grasos saturados (cuyo exceso está relacionado directamente con el aumento del colesterol plasmático).

Esta composición es la que lleva a ser precavidos en su consumo, debiendo primar una vez más la MODERACIÓN, más aún ante patologías como el ácido úrico (por el alto contenido en proteínas que al ser degradadas dan lugar a purinas y éstas al metabolizarse, ácido úrico), dislipemias (colesterolemia), enfermedades hepáticas, alteraciones inmunológicas o problemas gastrointestinales; en estos tres últimos casos sobre todo si van a ser consumidos práctica o totalmente crudos, ya que si el medio en el que viven (el agua) está contaminada pueden albergar en su interior sustancias que al comerlos pasan a nuestro organismo, causando intoxicaciones y cuadros gastrointestinales.

 

Las sopas: alternativa de cara al invierno

Las sopas: alternativa de cara al invierno

Por Dª Gracia María Casado, Nutricionista y colaboradora del C.M.I. Dr. Nougués

Una vez más con la llegada del otoño-invierno, pareciera como si nuestro patrón alimenticio, inclusive los sabores y paladar, cambiaran por completo. Dejamos a un lado la multitud de platos fríos de la época estival y nos adentramos en la cultura gastronómica de la comida caliente, que nos ayudará a afrontar el frío que se avecina en un invierno más.

Todos coincidimos en que una buena sopa “es reconfortante”, sin lugar a dudas, pero, ¿nutricionalmente podemos decir que son adecuadas?

Afirmaciones como la de nuestras abuelas “bébete un vasito de sopa y verás que bien te sienta”, parecen confirmar que así es. La sopa, es un plato caliente y nutritivo, si bien no se puede obviar el importante papel que juegan en ello los diferentes ingredientes que se empleen en su elaboración.

Sus orígenes se remontan a tiempos muy antiguos, y su preparación es sencilla, pudiendo incluir casi todo tipo de ellos. La base de la mayor parte de las sopas radica en verduras y hortalizas, por lo que su aporte en nutrientes como vitaminas, minerales y fibra es relevante, además el caldo será un excelente medio de aromas y sabores.

Entre los beneficios de la sopa destacan:

– la alta digestibilidad, fácil ingestión y su aporte nutritivo, a cambio de pocas calorías (teniendo en cuenta que los ingredientes irán cocidos o asados pero siempre y cuando se elabore con los adecuados).

– contribuye a la hidratación, teniendo en cuenta sugran porcentaje de agua, al mismo tiempo que tiene poder saciante, ya que llena el estómago. Si se está haciendo dieta, puede ser ideal para contribuir a una ingesta posterior menor, de otros alimentos.

– accesible para  cualquier persona.

-versátil, en la medida que puede ser preparada con algo de verdura, algo de alimento proteico (carne, pescado, huevo), algún condimento y algo de cereal (pan, pasta, patata).

La sopa, se considera una excelente opción como primer plato y tradicionalmente se ha venido espesando con rodajas de pan, algo de pasta (fideos…), arroz o patata. Sin embargo y una vez más, como consecuencia del ritmo frenético de la vida diaria y la falta de tiempo, pese a ser de fácil preparación, se encuentran en una situación de peligro, siendo sustituidas por esas sopas de sobre que con solo verter en agua hirviendo las tenemos listas en un instante para poder consumirlas, pero si bien suponen una gran ventaja, cuidado con las altas concentraciones de sodio y derivados contenidas en las mismas y, más aún, cuando se padece por ejemplo hipertensión.

¿Cómo preparar una sopa en su punto?

Para conseguir el mejor resultado, se deben tener en cuenta detalles como:

  • Introducir los alimentos desde el primer momento con el agua fría, para que los nutrientes  pasen al líquido.
  • Condimentar con sal al principio, ya que esto facilita y acelera la salida de los jugos desde el alimento al medio de cocción (el agua).
  • Todos los caldos deben llevar verduras.
  • Al cocer las verduras, el recipiente debe estar tapado. Se puede utilizar la olla a presión; con ella no solo se reduce el tiempo de cocción, sino que impide la pérdida de sabores y aromas, además de nutrientes.
  • Repetidas veces se aconseja eliminar las impurezas del caldo, todas aquellas que se concentran en la superficie. Esta es una tarea básica para que el caldo tenga un sabor limpio y se aprecien bien sus ingredientes. Consiste en retirar la espuma que se forma en la superficie y en los bordes.
  • Para que resulte más ligero, debemos desgrasarlo, dejándolo enfriar y retirando la capa de grasa que se habrá formado en la superficie. Si no hay tiempo para dejarlo enfriar, se puede pasar una servilleta de papel doblada, por la superficie del caldo caliente.